No se trata de un edificio sino de una fachada ornamental creada en los años centrales del siglo XVIII por el arquitecto Clemente Fernández Sarela con una función puramente escenográfica. Su finalidad era cerrar el espacio de la plaza a modo de telón. Sólo tiene cuatro metros de fondo. El edificio está realizado en sillería de granito con cubiertas de teja. Posee tres alturas rematadas por una dinámica balaustrada adornada por numerosos motivos jacobeos. Los entrantes y salientes crean un efecto de claroscuro que provocan movilidad y volumen al conjunto. Los bajos del edificio albergan varias joyerías.
Uso actual: espacio expositivo del Consorcio de Santiago.