Situados en lugares estratégicos y con espectaculares vistas, los castros son poblados fortificados en los que en tiempo de guerra se refugiaban los antiguos habitantes de Galicia. Pero además, los castros gallegos tienen una dimensión mágica, ya que al estar en zonas altas se creía que facilitaban el contacto con el cielo, con el más allá.

Vestigios de la cultura celta y en uso durante más de mil años (desde el siglo VI a.C. hasta el VI d.C.), en Galicia hay cientos de castros al descubierto y miles aún sin descubrir. Para no perderse: el impresionante castro de San Cibrao de Las; el de Viladonga, que domina la Terra Chá lucense; el de Baroña, construido sobre las rocas y al lado una maravillosa playa; y el castro de Santa Trega, en A Guarda, uno de los mayores y mejor conservados, con unas impresionantes vistas de la desembocadura del río Miño, entre España y Portugal.
 

 

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