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A MIÑA VIAXE
El entorno de Corrubedo, famoso por su duna singular, tiene mucho que ofrecer. Costa bravía, pasa por ser uno de los tramos litorales mejor conservados de Galicia con extensos arenales, sistemas dunares y montes próximos desde los que contemplar kilómetros de belleza atlántica en estado puro.
El cabo Corrubedo es una formación rocosa plana que cierra al norte la ensenada del mismo nombre. Tramo de costa próximo a las tranquilas Rías Baixas pero de fiero mar abierto, mira a la amplitud del océano por un lado y a la pedregosa sierra de O Barbanza por el otro.
El faro de Corrubedo resiste los envites del viento marino sin protección, a ras de suelo. Torre cilíndrica de mampostería, su cúpula blanca se confunde de lejos con la espuma de alguna gran ola recién llegada. Rodeado por islotes y peñascos, los bajos de esta costa son peligrosos y hacen imprescindible la presencia del faro que a veces, en las noches de niebla, era confundido con el de la isla de Sálvora.
Partiendo del faro, una larga recta sorprende por infrecuente en la costa gallega. Hacia el norte la agreste playa de Balieiros o Furna dos Portiños, invita a los deportes de viento. En la zona las playas son grutas, “grandes cavidades naturales abiertas en las rocas, producidas por la acción del mar”, testimonio evidente del violento ímpetu de las olas en este litoral.
Corrubedo es una localidad tranquila, de agradable temperatura en verano y ventosa en invierno. Su ensenada no llega a ser ría, pero protege suficientemente a las embarcaciones en el bullicioso muelle. Las pequeñas casas llegan a la arena o la arena a las casas, según se mire. Recomendable es perderse por el laberinto de callejones. Desde el puerto, un gran manto blanco surge en la media distancia: la gran duna de Corrubedo.
El itinerario que proponemos pasa al lado del Parque natural Complexo dunar de Corrubedo e lagoas de Carregal e Vixán, espacio que merece una sosegada y respetuosa visita por su extrema sensibilidad ambiental.
Una intersección conduce hacia Santa Clara de Novás, desde donde nos acercaremos al monte Tahume, uno de los grandes miradores panorámicos de la costa gallega.
La gran duna de Corrubedo es el elemento definidor de este espacio protegido. La duna móvil tiene alrededor de un kilómetro de largo y casi 20 metros de alto. El recorrido está delimitado para evitar afecciones sobre el elemento, dado que el parque recibe cada año miles de visitantes.
La zona húmeda es esencialmente relevante para este ecosistema. La presencia de agua, salada en la laguna de Carregal y dulce en la laguna de Vixán, posibilita una diversidad de hábitats que acogen a numerosas especies de aves como cercetas, patos, correlimos, alacranes comunes, chorlitejos patinegros, garzas rojas o aguiluchos cenizos. También ostreros, playeritos blancos y vuelvepiedras, entre otras muchas especies.
Cuenta con un centro de recepción de visitantes y diversas instalaciones de atención y uso público, incluyendo el mirador de Castrocidá e itinerarios interpretativos que ayudarán al turista, especialmente a los amantes de la ornitología.
De vuelta al itinerario, el Centro de Interpretación da las Lagunas de San Pedro y Xuño ofrece un lugar en el que conocer los fenómenos intermareales. En este punto, la costa ya es una playa continua que va cambiando de nombre: Areas Longas, Xuño, Furnas…
La incorporación a una nueva carretera en Xuño, nos introduce en una zona de mayor densidad de ocupación y parcelario fragmentado entre Caamaño y Tarela. Las vistas hacia el mar presentan en la lejanía al monte Louro; lo volveremos a ver.
Baroña es una parada obligada. La visita al castro permite contemplar un asentamiento costero datado de entre los siglos I a. C. y I d. C. localizado en un pequeño istmo sobre la playa de Arealonga.
A la altura de la playa de A Arnela la carretera parece mezclarse con el mismo mar. El monte Louro aparece en el horizonte con su imponente estampa, que se repetirá en cada giro de la carretera.
El castro de Baroña es un poblado de la Edad del Hierro localizado en la costa de Porto do Son. El asentamiento de las comunidades en núcleos estables configuró una civilización propia conocida como Cultura Castrexa, en la que el castro constituía el escenario central de las actividades cotidianas.
Situado en una pequeña península, Baroña es un castro marítimo en el que se conservan diferentes áreas, incluyendo el foso exterior, los muros defensivos y las diversas edificaciones circulares.
El privilegiado entorno, en una playa de fina arena y amplias vistas sobre el Atlántico, completa un magnífico conjunto patrimonial y paisajístico.
Antes de entrar en la villa de Porto do Son, un desvío nos conduce hacia el punto final del recorrido: el monte Enxa (539 m). Extraordinario mirador natural que nos ofrecerá amplias vistas sobre la ría de Muros y Noia, con el cierre hacia el norte del monte Louro, de morfología inconfundible.
Desde el monte Enxa se puede realizar un buen análisis de los diversos usos del suelo: peñasco y matorral en el entorno inmediato; ganadero y forestal en la media distancia; la urbanización de la franja litoral del interior de la ría… Pero sobre todo, permite la contemplación de un tramo fascinante de la costa gallega, entre la ría de Arousa y la de Muros y Noia.
El monte Tahume es un mirador natural privilegiado, localizado en el sector final de la sierra de O Barbanza, y que mantiene similitud formal con otros altos de la sierra en cuanto a formas y texturas.
Sus 227 metros de altitud permiten vislumbrar la línea de costa de modo ininterrumpido desde las Rías Baixas hasta la Costa da Morte. En primer término, una visión integral del Parque Natural Complexo dunar de Corrubedo e lagoas de Carregal e Vixán, una hermosa perspectiva del cabo y del faro de Corrubedo y las islas de Sálvora y Ons, esta ya en la ría de Pontevedra.
La pista asfaltada permite el ascenso hasta la cima del monte, con espacio de aparcamiento al lado de unas antenas de comunicaciones. Los senderos de la parte alta de los peñascos dan acceso a una cruz que se sitúa en el punto superior y desde la cual la vista es espléndida. La amplitud de vistas permite una observación panorámica desde cualquier punto del ascenso.
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