Aquí se esconde uno de los tesoros de Galicia, fieramente guardado por el mar. En Punta do Roncudo, en unos acantilados batidos por un oleaje inclemente, se dan los mejores percebes del mundo. Pero también aquí, las blancas cruces que rodean el faro recuerdan a los percebeiros que perdieron la vida a sus pies. En plena Costa da Morte el océano da una pequeña tregua y se convierte en la Ría de Corme e Laxe.

En Corme destacan las casas marineras pintadas de colores y, en sus cercanías, la enigmática Pedra da Serpe. Laxe, con un pasado señorial, tiene en pleno centro una espléndida playa de 1.400 m. Y en el puerto, la iglesia de Santa María da Atalaia, del siglo XV, con su atrio fortificado.

Y para relajarse, las playas de Balarés y Soesto, esta última en la bocana de la ría. En el fondo de la ría el mar engulle el río Anllóns, dejando un estuario con una lengua de arena de más de 2 km, paraíso de colimbos, gansos, garzas y tarros.

 
Arriba
Ayúdanos a mejorar!