Aquí se esconde uno de los tesoros de Galicia, fieramente guardado por el mar. En Punta do Roncudo, en unos acantilados batidos por un oleaje inclemente, se dan los mejores percebes del mundo. Pero también aquí, las blancas cruces que rodean el faro recuerdan a los percebeiros que perdieron la vida a sus pies. En plena Costa da Morte el océano da una pequeña tregua y se convierte en la Ría de Corme e Laxe.