Socios desde 2006, Luis Veira e Iria Espinosa presumen de tener las mejores vistas de todos los restaurantes de A Coruña y su localización en el Monte de San Pedro, desde donde se divisa toda la ciudad y la inmensidad del océano Atlántico, avala esta afirmación. Su decisión de trasladarse desde el centro de la ciudad a este enclave panorámico solo les ha traído alegrías y una afluencia constante de clientes a lo largo del año.
La sala, al frente de la cual está Santi Diéguez, se cierra con un largo ventanal tras el que se disponen las mesas de madera desnudas y de diseño minimalista sobre las que resaltan las piezas artesanales de la vajilla, muchas procedentes de alfarerías de la localidad de Buño.
El mar omnipresente sirve de inspiración y despensa a estos cocineros que han convertido el pescado y el marisco gallegos en la base de su cocina. Berberechos, minchas o bígaros, cigalas, bonito y chipirones son algunos de los productos que enumera Veira alabando sus cualidades, independientemente de su precio, sin olvidarse de la sabrosa sardina, tan demandada en la celebración del multitudinario San Xoán coruñés, fiesta donde las playas se abarrotan de hogueras en una noche mágica.
Aunque de momento no pueden contar con huerto propio, poder recurrir a los productores de la Reserva de Biosfera das Mariñas Coruñesas les permite apostar por el producto de cercanía, incluidos algunos vinos de la indicación geográfica protegida de Betanzos.
Ambos chefs consideran que el secreto de la evolución y consolidación de su proyecto es su capacidad de trabajo, de estar presentes a diario en la coordinación de las labores de un equipo formado actualmente por unas treinta personas.
Cumplidos los diez años de trayectoria, este restaurante afronta nuevos retos, como la reciente incorporación de Álvaro Gantes, que se ocupa del departamento de I+D. Desde éste se hace un seguimiento de las últimas tendencias culinarias internacionales para incorporar novedades al repertorio de recetas, al tiempo que se trabaja en la división de formación a profesionales y público general, así como en el asesoramiento a otros restaurantes.
Además de los menús Semente, Raíces y Árbore, los comensales tienen a su disposición una carta en la que poder elegir entre la merluza de Celeiro, el solomillo con arroz, el steak tartar de vaca gallega o cocochas de bacalao. El plato que nunca falta en cualquier propuesta del restaurante, convertido ya en un clásico de la casa, es La cereza que cayó del árbol, un trampantojo donde el corazón de la fruta en gelatina se cubre por una mousse de foie que descansa sobre arena de albahaca.