Magnífico palacio que construyó en los comienzos del seiscientos uno de los mayores fabuladores locales, don Pedro Fernández de Boán y Landecho, gastando el dinero logrado por su tío don Juan, que había sido cargo importante en la Audiencia de Lima e incluso, temporalmente, virrey, y promotor del que hoy se conoce como el Pazo de San Damián en Amoeiro. Tiene cuatro escudos en la parte superior del segundo piso, bajo el balcón corrido, donde campan las armas de los Boán y los Landecho.