Las montañas del norte
Un intrincado macizo de aspecto aparentemente amable se levanta casi al borde del mar Cantábrico que, habitualmente, envía su carrusel de nubes que chocan en estas montañas, descargando constantes precipitaciones en medio de la densa niebla. En invierno, a pesar de su moderada altura (las cumbres apenas rozan los mil metros sobre el nivel del mar), la lluvia se transforma en nieve.
Así, el paisaje que encontramos en O Xistral parece una réplica de montañas del norte de las islas británicas o de Escandinavia: grandes superficies de turberas envueltas por niebla y misterio. Tanto es así que solo hay asentamientos humanos tradicionales en los valles, a mucha menor altitud, donde las temperaturas medias son mucho más elevadas. El régimen de precipitaciones y la orografía hace que en sus entrañas nazcan numerosos ríos que fluyen hacia cuencas diferentes.
Los montes de esta sierra fueron explotados únicamente por la ganadería extensiva utilizando vacas y caballos que, aún hoy, pastan libres. Ya bien entrado el siglo pasado, se intentó cultivar pinos con éxito desigual debido a la dureza del clima. Actualmente, el gran recurso energético de estas sierras, el viento, es intensamente aprovechado.