En Galicia, cuando se junta la potencia del mar y la paciencia del tiempo el resultado es una obra de arte... la playa de As Catedrais, un monumento natural con una dimensión sobrenatural. Sólo hay que esperar a la marea baja, descalzarse, echar a andar... y uno ya se siente en la gloria.
Nada como disfrutar de la vista de los arbotantes de 30 m de altura, descubrir insólitas perspectivas de arcos dentro de otros arcos. O simplemente, dejarse llevar por los pasillos de arena entre muros de pizarra, como en una imponente y caprichosa nave central. Y siempre, los pies en la arena y la cabeza en el cielo. Estamos en la catedral del mar.