En la carretera que lleva al lugar de Ínsua encontraremos, a mano derecha, una señal de madera que indica “San Esteban do Ermo”. Cogemos ese desvío y recomendamos dejar ahí el coche para continuar el camino a pie por una pista de tierra que nos llevará hasta la misma capilla de Santo Estevo, pequeña construcción rectangular en la que cada lunes de Pascua se celebra la romería en honor de su patrón y junto a la que encontraremos una zona con bancos, mesas y parrillas. 

Desde ahí nos adentraremos en un bosque de robles, castaños y abedules para caminar hasta la base del salto de agua de la fraga de Santo Estevo, que cae desde 15 m de altura. A la derecha de la cascada encontraremos unas escaleras que ascienden para llevarnos hasta la fuente de Santa Rosa, rodeada de árboles en cuyos troncos vemos telas atadas, a modo de rústicos exvotos, ya que la tradición le adxudica a sus aguas propiedades curativas para las afecciones de piel. 

En nuestro camino hacia la fuente podremos ver también lo que la tradición dice que es la herradura del caballo del apóstol Santiago. Podremos seguir el curso del río unos metros más y disfrutar de este mágico entorno antes de volver sobre nuestros pasos.