La villa de Laxe, era la salida marítima natural de la casa condal de los Moscoso de Altamira en las tierras de Soneira.
A primera vista se nos manifiesta en esta villa, un importante puerto, los vestigios de su arquitectura medieval, sobresaliendo la iglesia de nuestra Señora de la Atalaia y la Casa do arco, que conformaban un espacio amurallado, propio de las villas medievales.
Dentro del recinto se articulaban los espacios urbanos alrededor de dos calles, así la calle Real y la Calle do Sol, atravesaban la villa de Este a Oeste, dejando a su paso pequeñas plazas unidas por una especie de calles muy estrechas.
Por lo menos tres puertas debieron existir en la villa: así la puerta de “Cima” o del Hospital, se situaba en la parte superior en dirección oeste; La de “Baixo” o Puerta Real, se situaba en la casa del Arco, la cuál cómo corresponde estaría sellada por el escudo real, como aquí sucede al situarse en su interior un escudo del Reino de Galicia del siglo XV, además del escudo de los propietarios de la fortaleza que serviría de defensa (Condes de Altamira), tal y como aquí ocurre.
De esta puerta, partiría el “Camiño Real” en dirección a la ciudad de A Coruña, por Carballo, esto hacia el exterior, pues de frente al interior se desarrollaría la “Calle Real o do Camiño Real” en dirección a la iglesia de la Atalaia, precisamente en sus cercanías se hallaría el “Postigo” que seria un pequeño acceso fortificado para el servicio del puerto.
Este misma esquema urbano lo hallamos asimismo en villas marineras como Viveiro o Ribadeo, en villas de interior como Vilalba, donde salvando las diferencias existentes, vemos que el esquema principal se repite.
Como cualquier villa medieval, Laxe tenía los consabidos puntos fortificados, situados a ambos extremos del perímetro amurallado, así el mas occidental, representado por la Atalaia, donde se emplazó la iglesia parroquial, se defiende por un muro semicircular que recuerda un gran cubo de muralla, y en el cual estuvo emplazado antaño una tronera de cañones para la defensa de la villa y de la ría. La otra parte del recinto coincidiría con el emplazamiento de la Casa do Arco.
Será a finales del XIX cuando la villa experimente un crecimiento fuera de su recinto tradicional, primeramente en torno al Camiño Real, y posteriormente en la parte limítrofe con el arenal, también por estas fechas, se construirán los edificios de la Calle del Cantón, y una plaza mayor digna y hermosa, la Plaza de Ramón Juega.
A principios del siglo XX, la villa siguió expandiéndose hacia fuera, con la construcción de más edificios, muchos de ellos promocionados por una burguesía local enriquecida por el comercio, así como la construcción de las “casas Sindicales” en los años 50 para dar paso posteriormente a las nuevas urbanizaciones, el paseo marítimo y las nuevas dependencias municipales, a consecuencia del desarrollo turístico de la villa.
La arquitectura industrial tuvo también cabida dentro del núcleo urbano de Laxe, con las desaparecidas Fábricas de Salga y alfolies, así como las construcciones desarrolladas por la actividad minera de Kaolines de Lage SL (la vieja chimenea de ladrillo, o los chalés de la Mina).
De todo este devenir histórico se conserva en Laxe su iglesia Parroquial de Santa María da Atalaia, el atrio de la atalaia, la Casa del Arco, las casas de la burguesía local (Casa de Isidro Parga Pondal), la plaza de Ramón Juega, la casa de la Calle da Andaluza, estrechas calles, la tumba de los náufragos del Adelaide, y una gran cantidad de casas tradicionales de piedra, fuentes, cruceros, hórreos, y pequeñas plazas.
Por el camino fueron desapareciendo casonas de piedra, la antigua cárcel, el hospital de curas, el hospital de pobres y enfermos, fuentes, almacenes, fábricas, el pretil...etc.