Iglesia románica situada en el monte con el mismo nombre, y el único resto que queda de las dependencias de un antiguo monasterio agustino. Su planta es de cruz latina con una sola nave pero tres ábsides en la cabecera, tipología de planta que no es fácil de encontrar en el románico gallego, solo otras tres iglesias la tienen: Santa Cristina de Ribas de Sil, Vilar de Donas y San Salvador de Coruxo. Otra característica a destacar es que Breamo presenta un gran desarrollo de la nave transversal, superando en anchura y longitud a la nave principal. 

En el interior, la cubierta es totalmente abovedada, otra de las singularidades de esta iglesia con respeto al románico gallego, ya que tampoco es algo habitual. Destaca la bóveda de la intersección de las naves, cuatripartita, una de las primeras en construirse en Galicia y que habían llegado hasta nosotros. La cubierta de las ábsides es la habitual: los laterales se cubren con bóveda de horno y la central con bóveda de horno y de medio cañón apuntado al tramo recto. Los brazos de la nave transversal presentan bóveda de medio cañón semicircular, y la nave principal bóveda de medio cañón apuntado. 

En el interior del edificio destacan los capiteles con figuración humana y animal (por ejemplo, con escenas cotidianas de caza) y en el exterior los zapatones cuya temática se concentra en zoomorfos, antropomorfos, vegetales y geométricos. En el exterior de la construcción destacan tres puertas románicas. La fachada principal cuenta con una puerta de entrada enmarcada por dos contrafuertes en medio de los cuales sobresale un rosetón. 

Desde las cercanías de la iglesia se contemplan amplias panorámicas de la comarca natural y de las playas de Perbes, Ber, Centroña...