Es el único resto conservado del Monasterio que fue construido en el s. XII. De estilo románico, es de planta basilical con tres naves y tres ábsides, semicirculares los laterales y de traza notable el central, ya que el exterior es poligonal y el interior semicircular. Las naves están divididas en cuatro compartimentos mediante pilares. Los arcos de ingreso a las capillas absidales son de medio punto, arrancando de semicolumnas adosadas con capiteles de traza compostelana. Las naves carecen de bóvedas, aunque hay indicios de que las tuvieron, y en los ábsides, bóvedas de medio cañón terminadas en cascarón. Al exterior ventanas con arcos de medio punto, sobre columnas con capiteles de variada ornamentación. La fachada, reformada en el s. XVII, conserva la primitiva portada de arquivoltas semicirculares que arrancan de columnas acodilladas en las jambas. Encima, un ventanal correspondiendo a la nave central, y otras dos a los lados. Pilastras adosadas enmarcan la portada y señalan los vanos de las naves. Corona una sencilla espadaña que hace de campanario.