Conjunto histórico de cascos urbanos declarados como tal. Declarado el 9 de marzo de 1940. Ampliación el 30 de abril de 1976.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 4 de diciembre de 1985.
 

Hoy, cuando el viajero, peregrino o turista, llega a Compostela y alza la vista delante de la fachada del Obradoiro, sólo puede decir: “Ha valido la pena”. Nunca una frase tan sencilla puede decir tanto. La ciudad de Santiago ofrece un conjunto monumental inigualable. Sus monasterios, templos, palacios, calles antiguas y construcciones populares típicas, unidos a su significado espiritual y cultural, le han merecido su inclusión dentro del Patrimonio de la Humanidad.

La historia de Santiago comienza el 25 de julio del año 813, cuando el obispo de Iria, Teodomiro, comprueba el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago en una aldea, San Fiz de Solovio, que acabaría transformándose en la ciudad de Compostela. La noticia del descubrimiento se extiende rápidamente por toda la cristiandad, amenazada por el peligro de las invasiones islámicas. Sobre el sepulcro del Apóstol se construye una gran basílica y un continuo flujo y reflujo de viajeros y peregrinos se establece entre Santiago y el resto de Europa. Circula la fe, la cultura, el comercio y la política. Santiago de Compostela y su Camino se convierten en la “Raíz y el Fundamento de Europa”.

Cuatro magníficas plazas se abren delante de las cuatro puertas de la basílica.

Las plazas alrededor de la Catedral

Plaza del Obradoiro...

La principal recibió el nombre de Obradoiro por haber tenido durante casi diez años, de 1738 a 1747, el “obradoiro” (taller) donde se labraron las piedras de la fachada barroca, que levantó el arquitecto gallego Fernando de Casas e Novoa en sustitución de la primitiva románica. Las torres alcanzan una altura de 74 metros. A su costado se conserva el Palacio de Xelmírez, construido en el siglo XII, al mismo tiempo que la primitiva catedral románica. La residencia de los canónigos, en el lado opuesto, alberga en la actualidad el Museo Catedralicio.

Otros tres edificios, de diversas épocas y estilos, cierran la plaza. El Colexio de San Xerome, fundado por el obispo Fonseca, con una portada románico-ojival. El Palacio de Raxoi, de estilo neoclásico del XVIII, se construyó para seminario de confesores, residencia de niños de coro de la catedral y casa consistorial de la ciudad. Y el Hospital Real, mandado construir por los Reyes Católicos para acoger a peregrinos y enfermos es un hermoso ejemplar de estilo plateresco, poco frecuente en Galicia, actualmente convertido en Parador de Turismo.

Plaza de la Acibechería...

La plaza de la Acibechería es la primera que encuentra el viajero al entrar en Santiago por el Camiño Francés. Era conocida como Puerta del Paraíso, pero en el siglo XVIII fue sustituida por la actual, de estilo neoclásico, y recibió el nombre de Acibechería. El arte de la azabachería, estrechamente ligado a la Peregrinación, floreció en Santiago desde el siglo XV. En esta plaza estaban los talleres y los puestos de venta.

Plaza de las Praterías...

En el lado opuesto, la puerta del brazo meridional del crucero conserva toda la rica iconografía románica de la época gloriosa de Compostela. Es la puerta de las Praterías. A su costado se alza la Torre do Reloxo, o la “Berenguela”, de estilo barroco, como los demás edificios que rodean esta plaza, salvo el edificio del antiguo Banco de España que en la actualidad está siendo preparado para acoger el Museo das Peregrinacións e de Santiago.

Plaza de A Quintana...

Detrás de la catedral se extiende la amplia plaza de A Quintana. La Puerta Santa, que da a esta plaza, se abre solo el Año Santo Compostelano, cuando la fiesta del Apóstol, 25 de julio, coincide en domingo.

Ruta del Santiago Románico, Barroco, Romántico y Universitario

Ruta turística

Iniciamos nuestra ruta partiendo del Parque de San Domingos de Bonaval, antigua finca y cementerio de un convento dominico. Ofrece unas vistas sorprendentes hacia poniente de los techos de la zona monumental. Al lado del parque está el Panteón de Galegos Ilustres (con los restos de Rosalía de Castro, Brañas, Asorey, Cabanillas, Fontán y Castelao) y el Museo Etnográfico do Pobo Galego, que alberga una excepcional escalera de caracol barroca. Inmediatos a estos edificios aparece el Centro Galego de Arte Contemporánea, del arquitecto portugués Álvaro Siza.

Continuamos por la calle Valle Inclán hasta la de San Roque, donde se está situado un antiguo antigo Hospital barroco, con hermosa portada y coqueto claustro, situado al lado de la antigua Porta da Pena, por la que entramos en la zona vieja. Seguimos por la calle Algalia de Arriba (en ella y en las paralelas se situaban la mayoría de las pensiones de estudiantes hasta bien avanzado el s. XX). A La altura del nº 27 nos detenemos delante de una torre gótica (s. XIII) de cuatro alturas de aire majestuoso que cuenta con elementos decorativos en alguna de sus ventanas. Cogemos a la izquierda el callejón de los Truques y tomamos la Algalia de Abaixo, área de animada vida nocturna junto con las calles del alrededor, donde en el núm. 29 aparece la casa más antigua de la ciudad, del s. XI o XII, buena muestra de la arquitectura medieval con salientes. Justo enfrente se halla el pazo barroco de Amarante. Caminamos por la Compostela más tradicional: Entremuros, Rúa da Oliveira y Praza dos Irmáns Gómez, llegando finalmente a la puerta de la  Iglesia de San Agustín, a la que le falta una torre, derribada por un rayo en el S. XV.

A su lado está el Mercado de Abastos, de gran colorido y tipismo que hay que visitar, sobre todo si es jueves o sábado. En él los campesinos de los alrededores de la ciudad venden los productos que ellos cultivan y elaboran. Además, se vende pescado muy fresco y magníficas carnes y frutas. Inmediata aparece la iglesia de San Fiz de Solovio, con hermosa portada románica, lugar donde vivía el eremita que hizo el descubrimiento de la tumba del apóstol. Enfrente se levanta el edificio de la Universidade Literaria, hoy Geografía e Historia. Lo rodeamos y desembocamos así en la plaza de Mazarelos, donde está la única puerta que se conserva de la antigua Muralla, por la que entraba el vino a la urbe. La atravesamos y nos dirigimos por Patio de Madres y Castrón Douro al tradicional barrio de Sar para visitar la Colexiata de Santa María de Sar, Iglesia románica con claustro del s. XIII. En el interior sorprenden los muros y pilares completamente inclinados que sostienen las naves, reforzados en el exterior por recios contrafuertes. Retornamos siguiendo las calles Camiño da Ameixaga y Andújar, abriéndosenos amplias panorámicas de la ciudad histórica, para llegar enseguida al convento barroco de Belvís y al parque del mismo nombre, gran espacio abierto al lado del casco noble y en el que incluso podemos ver huertas cultivadas.

Tomamos el callejón de A Tafona, que nos deja en la calle de la Virxe da Cerca, muy próxima a la Porta do Camiño, por donde entraban los peregrinos que llegaban por el Camiño Francés, que continuaba intramuros por la Rúa das Casas Reais, calificativo que adquirió al pasar la noche en una de sus viviendas Juana, la Loca y Felipe, el Hermoso en 1512. Destacan en esta calle la neoclásica iglesia de As Ánimas y el Palacio de Fondevila (s. XVIII), sede de la Obra Social de Caja Madrid. Desembocamos en la plaza de Cervantes, en la que destacan la Iglesia neoclásica de San Benito y dos pazos barrocos, uno de los cuales albergó el Ayuntamiento. Tomamos el callejón de Jerusalén y salimos a la plaza de San Martiño Pinario, en la que se yergue la magnífica fachada renacentista del convento que le da nombre, a los pies de la cual hay una excepcional escalera barroca de doble entrada. Seguimos por la Rúa da Moeda Vella y llegamos a la  Praza da Inmaculada, donde está la fachada principal del convento, el más grande de Galicia, y la fachada norte de la Catedral, neoclásica. Desde aquí nos dirigimos a la Praza da Quintana, en la que se encuentra la Porta Santa. Es un espacio muy sobrio y al mismo tiempo acogedor. Su escalinata es el lugar ideal para sentarse a descansar y observar el animado ambiente urbano.

Entramos en la Catedral por la fachada de la Praza de Praterías, en la que destaca a Fonte dos Cabalos y la Portada del s. XII, y en el interior nos topamos con el esplendor románico de sus naves y del deambulatorio. Visitamos la cripta del Apóstol, abrazamos al santo en el baldaquín central y nos acercamos a las diferentes capillas. Antes de abandonar el templo contemplamos el majestuoso Pórtico da Gloria y descendemos hacia la Praza do Obradoiro. Es otro espectacular escenario arquitectónico, con el Hospital Real (Hostal de los Reyes Católicos) plateresco; el Pazo de Raxoi, neoclásico con aires versallescos, compartido por el Ayuntamiento de Santiago y la Xunta de Galicia; el Pazo de San Xerome, con portada del s. XV, sede del rectorado de la Universidad; y la propia fachada barroca de la catedral, obra de Fernando de Casas, cerrándola.

Dejamos atrás la plaza y seguimos por las calles de Fonseca y Rodrigo de Padrón para acercarnos a la  Alameda, en la que finalizaremos nuestro paseo. Aquí podremos obtener la mejor estampa fotográfica de la Catedral y de la zona vieja desde el Paseo dos Leóns y una hermosa panorámica del campus universitario (diseñado en la década de 1930) desde el mirador del Paseo da Ferradura.

Arriba
Ayúdanos a mejorar!