La cocina de Miguel González son recuerdos y sensaciones. Y todo con una muy marcada base tradicional gallega.

Cada día se varía el menú degustación en base a los mejores productos que ofrezca el mercado. El comensal desconoce los manjares que va a experimentar hasta que llega al restaurante.

La sorpresa está servida.

Después de formarse con grandes chefs de España y de Francia, Miguel siempre tuvo claro que su restaurante tendría que estar en Galicia, la tierra que lo vio nacer.

Este restaurante nace de las ganas de querer ofrecer al comensal aquello que a Miguel le gustaría encontrar si fuese su propio cliente. Para ello ha construido un ambiente humilde e ilusionante, cercano y respetuoso, que tiene como único objetivo la felicidad de las personas que van a su casa a vivir una experiencia única.

Aquí se compra a diario en base a las reservas que hay para esa jornada. El menú es diferente cada día y nunca se repite, de forma que la estacionalidad y la frescura del producto está asegurada. Los menús surgen de los productos de más calidad que se puedan encontrar ese día en el mercado.

Tanto el “Menú Rústico” como el “Menú Cloe” están basados en los sabores y aromas del recuerdo de nuestra infancia, de nuestras abuelas, de nuestras aldeas, llevados con mucho cariño, técnica y pasión a platos gastronómicos en los que el respeto por la materia prima es una máxima.

Situado en medio de la aldea de A Morteira, en un precioso paraje del rural gallego y a pocos kilómetros de la ciudad de Ourense, la casona de piedra y madera transmite una cálida acogida al visitante que hace del momento gastronómico algo mágico y misterioso.

En los meses de frío, el comensal disfrutará de la rústica decoración de interior, del calor de la chimenea y de la cocina a la vista. Con la llegada del calor, las mesas salen al exterior y se mezclan con el paisaje natural.

Libertad, naturaleza, gastronomía y disfrute son las sensaciones que quedan después de la visita a Miguel González.