Pequeña capilla de larga tradición, que testimonia la existencia de un viejo camino a San Andrés, ahora en desuso. Exteriormente debemos hablar de una sobriedad impuesta por la pobre obra de mantenimiento de 1973, en la que desaparecieron prácticamente todos los ornamentos exteriores, a excepción del motivo heráldico del monasterio de Oseira de la fachada trasera, gran propietario en la zona de la parroquia de Labacengos hasta el siglo XIX. Consta de una fachada principal dividida en tres cuerpos por dos franjas que ascienden para dar lugar a la base de la espadaña de cemento, y de un tejado a dos aguas de uralita. En el interior, el espacio se divide en dos estancias, encontrando en la primera dos sarcófagos medievales que flanquean la entrada, conservada de la obra del siglo  XVIII, a la segunda estancia, en la que encontramos un retablo propio del barroco final también del  XVIII, en el que destaca la variedad  estatuaria de gran calidad.