Se sitúa sobre el puente románico del río Miñor.
En la mitad del puente se conserva un crucero, que tiene a sus pies una imagen de San Telmo, patrón de los navegantes y a quien la historia le reconoce el haber mandado construirlo.
Debajo del puente hay un peto de ánimas que representa las ánimas en pena. Hasta hace pocas décadas, junto a este puente se celebraban ritos relacionados con la fertilidad. Según la tradición la mujer encinta que no lograba tener hijos conjuraba a su hado adverso virtiendo sobre su vientre agua del río. El conjuro, para ser efectivo, debía realizarse a las 12 de la noche, debiendo apadrinar a la criatura a la primera persona que atravesara el puente después del conjuro.