Aunque esta ruta nos llevará al pie mismo del salto de agua, es recomendable desviarse unos metros para visitar primero los miradores del Toxa que, construídos sobre enormes rocas, son un lugar de excepción desde donde contemplar la cascada y la confluencia de los ríos Toxa y Deza.
Después de disfrutar de las vistas, encaminaremos nuestros pasos hacia el corazón de la cascada descendiendo entre castaños, robles, alcornoques o laureles en la parte media alta del camino y, ya en las riberas del río, entre sauces, alisos o fresnos.
Una vez que llegamos a nuestro destino, entre un sobrecogedor estruendo y una intensa bruma, consecuencia ambas de la fuerza del agua, admiramos sobre nuestras cabezas esta catarata que, con sus 30 m de caída vertical, es una de las más altas de Galicia. Un área de descanso en este mismo lugar, con mesas y bancos de piedra, nos invita a hacer un pequeño descanso para coger fuerzas antes de iniciar el camino de vuelta.