Iglesia parroquial de exuberante estilo barroco que destaca por la proporción, compartimentación y elegancia de sus líneas arquitectónicas, con sobrecarga decorativa propia de este estilo, destacando un reiterativo motivo barroco como es el pináculo con bolas a modo de terminación, que invade todos los ángulos del edificio. Edificada en 1715, posee planta de cruz latina y cuatro capillas laterales: dos adosadas a la nave central y las otras dos a los extremos del crucero. La cubierta es abovedada, disponiéndose una luminosa cúpula en el centro del crucero.

En el interior hay que resaltar la riqueza de su imaginería así como los diferentes retablos barrocos existentes, obra del escultor Domingo de Fornelos. El que preside el altar mayor está dedicado al santo patrón de la iglesia, mientras los restantes honran a Santiago y San Miguel, presididos ambos por el escudo de los Tábora.