Desde el nivel del mar hasta sus más altas montañas -que llegan
a superar los 2.000 metros-, Galicia ofrece una gran diversidad de
hábitats naturales
.

Islas que esconden un sorprendente bosque de laureles.

Robledales que flotan sobre el río Miño.

Abedulares en los que se refugiaba el hombre lobo.

Encinares que escapan de las dehesas mediterráneas y se cubren de musgos atlánticos.

Los hayedos más occidentales de la cornisa cantábrica.

El bosque de tejos más grande de Europa.

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