Hayáis hecho el Camino o no, nuestro viaje llega ahora a la capital de Galicia, Santiago de Compostela, destino de peregrinación de la cristiandad desde el siglo IX.
Desde las aguas del mar Báltico y del mar del Norte, miles de peregrinos caminaron hasta el santuario gallego y portaron la concha de vieira a lo largo de todos los caminos de Santiago, verdaderos caminos de fe. A todo ello hay que sumarle que, tanto durante el período románico como durante el barroco, el santuario de Santiago de Compostela ejerció una influencia decisiva sobre el desarrollo de la arquitectura, no solo en Galicia sino también en el norte de la Península Ibérica.
Antes de entrar en la catedral, lo ideal es recorrer despacio las diversas calles de la zona vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO conocida popularmente como “la almendra”. La rúa do Franco, con sus típicos restaurantes, o la rúa do Vilar, con sus soportales, conducirán hasta su umbral. Una vez allí, acercaos hasta la Praza do Obradoiro y mirad a vuestro alrededor: el pazo de Raxoi, sede da Casa del Ayuntamiento; el Hostal dos Reis Católicos, actualmente Parador Nacional de Turismo; el Colexio de San Xerome, sede del rectorado de la Universidad y la Catedral forman un marco excepcional que hará que os sintáis pequeños ante semejante conjunto monumental. El sonido de fondo de la gaita enriquecerá, si cabe, vuestra experiencia, pues un gaitero suele tocar bajo el arco del Pazo de Xelmírez, que, ya sabéis, ¡afinad el oído!.