Esta propuesta está pensada para entrar de lleno en el carácter más marinero de Muxía, en el corazón de la Costa da Morte. 

Aquí podemos ser testigos de experiencias al límite, como la jornada de trabajo de un percebeiro, enfrentándose al mar entre las rocas. También nos dejaremos sorprender por los secaderos de congrio, cuya técnica artesanal se conserva prácticamente intacta. Y llegaremos al Santuario de A Barca, situado sobre las rocas a escasos metros del océano.

Día 1º

La puesta de Sol en Cabo Touriñán      

 

 

Os proponemos llegar a Muxía a primera hora de la tarde. La zona cuenta con una buena oferta de alojamientos con encanto.

Algunos de ellos son edificios restaurados que acumulan largos años de historia y poseen distintivo oficial de calidad. Cualquiera elección es buena si lo que buscamos es que nos reciban con un trato amable, en un ambiente rústico y con una cocina fundamentada en los pescados y mariscos que llegan al puerto, preparados al estilo tradicional.

Ya acomodados, os invitamos a un primer cara a cara con el Atlántico en el Cabo Touriñán. El objetivo será despedir el último rayo de sol que cae sobre la España peninsular, en su punto más occidental. Desde Muxía se llega en menos de un cuarto de hora en coche siguiendo las indicaciones por la carretera que bordea la costa.

Desde el faro contemplaremos cómo el Sol muere en el mar

Cabo Touriñán se adentra en el mar a lo largo de más de un kilómetro, así que proponemos recorrerlo a pie. Disfrutaréis de un entorno apenas modificado por la mano del hombre y donde es habitual ver pastar caballos en libertad. Al final del camino alcanzamos su faro, donde podemos asomarnos a este agreste balcón tendido hacia el mar.

Cuando desde aquí el cielo vaya tornándose en una paleta de rojos tened la cámara de fotos bien a mano: será el momento de captar el instante y el lugar donde el Sol va precipitándose en el mar. Y entenderemos por qué muchos interpretan que el topónimo Costa da Morte deriva del ocaso, la muerte del Sol. Plenos de sensaciones por gozar con la naturaleza en su estado puro volveremos al alojamiento para deleitarnos con la cena.
 

Día 2º

Acompañamos a un percebeiro en su jornada de trabajo
  

   

Hoy os proponemos que acompañéis durante su jornada de trabajo a un "percebeiro", uno de los oficios del mar que requiere más coraje. Viviremos la experiencia con total seguridad. 

En lugar de embarcarnos para acceder a acantilados inaccesibles por tierra, veremos cómo se desenvuelven estos profesionales desde ubicaciones estratégicamente buscadas por ellos, sin ningún peligro para el observador.

La mejor zona de percebe de la península de Muxía se encuentra en su extremo, conocido como Punta da Barca, entre el faro y el santuario. La hora en que inician su trabajo los percebeiros varía de una jornada a otra, pues depende de las mareas, cuyas tablas de información consultan cada día. La contemplación previa del mar es vital para estos audaces profesionales. Los acompañaremos al punto de observación y aprenderemos a su lado a tomarle el pulso al mar y al viento, a saber con qué intensidad y cómo sopla el aire o de qué forma rompe el mar entre las rocas para luego abordarlo y esquivarlo.

Nos fijaremos en su equipo, mezcla de buzo y montañero, y en los utensilios empleados. Y comprobaremos cómo además de su traje de neopreno, sus cuerdas y arneses y sus rasquetas, se valen sobre todo de su gran habilidad y pericia física para realizar saltos bien calculados, rápidos ascensos, descensos e inmersiones. Y estaremos a su lado cuando limpien el producto a pie de roca y luego lo lleven a la lonja. Tras la experiencia comprenderemos por qué este manjar, cuyo sabor equiparan a tomar un plato de mar, es de los más caros del mercado.

La ruta de los secaderos de congrio, únicos en Europa

En Muxía abundan los mesones y marisquerías. Podemos buscarlos en la zona del puerto o en el centro del pueblo. Congrio preparado en guiso, en empanada de maíz, en caldeirada o a la plancha es una opción muy oportuna, ya que parte de la jornada la dedicaremos a hacer la “ruta de los secaderos de congrio”.

Se trata de un método artesano y secular de secar este pescado. Tal vez Muxía sea la única población europea en la que se conservan estas estructuras, que consisten en una serie de troncos de madera entrecruzados, llamadas cabrias, de las que cuelgan o extienden el congrio abierto, previamente limpio y agujereado en toda su superficie. Su aspecto es muy curioso y puede evocar las velas hechas jirones de un barco naufragado.

Se pueden ver de camino al Santuario de A Virxe da Barca, pero os proponemos visitarlos deteniéndonos en los lugares más destacados de Muxía. La ruta tiene poca dificultad y se hace muy bien a pie. Comenzamos en el mirador de la Cruz y llegamos al muelle de don Manolo, pequeño embarcadero donde un cañón hace de noray (un tipo de amarre en tierra que permite fijar la embarcación).

Pasamos delante de la casa consistorial, continuamos por la calle Marina y subimos por una pequeña cuesta hasta la Praza da Constitución. Estamos en el antiguo núcleo urbano, en el que apreciaremos la restauración de sus casas tradicionales. Más adelante vemos la biblioteca, la Oficina de Atención al Peregrino y la Fundación Gonzalo López Abente. En dirección al Santuario de A Virxe da Barca podemos detenernos ante la fachada de la iglesia de Santa María, de estilo gótico marinero.

Desde el paseo que bordea el mar y a la derecha vemos las primeras cabrias de congrio. También disfrutamos de las excelentes panorámicas de la ría de Camariñas y Cabo Vilán. Y ya empieza a dominar el espectacular entorno del Santuario de A Virxe da Barca, donde miles de romeros acuden cada año en septiembre. Delante de él buscaremos las míticas Pedra de Abalar y Pedra dos Cadrís, que según la leyenda cristiana se identifican con partes de la embarcación que transportó a la virgen a este lugar para alentar a Santiago Apóstol en su predicación por Galicia. Cerca apreciamos una enorme roca atravesada por una hendidura, es la escultura A Ferida, que recuerda la tragedia del Prestige.

Ascendemos al mirador de Monte Corpiño. Además de sus hermosas vistas nos llamarán la atención los antiguos vallados de piedra que circundan las huertas. Desde la calle Matadero nos acercaremos al otro secadero de congrio que se conserva en Muxía, el de A Pedriña, el único en la parte occidental de la villa y que continúa en activo, conservando todo el proceso artesanal. Posee un almacén, una edificación donde se trata el pescado para colgarlo luego en las cabrias y a continuación, ya seco, embalarlo en sacos para su exportación. Finalizamos el paseo acercándonos a la Praza do Coído, considerada la zona cero en la castástrofe del Prestige, donde se levanta un monumento a los voluntarios.

Día 3º

En Fisterra asistimos al trasiego marinero

 

 

Tras el desayuno os animamos a continuar por la Costa da Morte hacia el sur, hasta Fisterra, para comparar su constante trasiego marinero con la actividad más relajada de Muxía.

En tres cuartos de hora estaremos en esta población, siguiendo las carreteras AC-2301 y AC-445. En su puerto nos cruzaremos con marineros que van y vienen de faenar en el mar, reparan las redes o subastan el pescado en la lonja. La lonja de Fisterra es la primera de Galicia preparada para su visita turística, gracias a la instalación de una plataforma que facilita la contemplación de las distintas actividades sin interferir en su desarrollo.

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