En la Ribeira Sacra, cuna del monacato gallego, nos sorprenderán los viñedos dispuestos en bancales casi verticales y los abruptos cañones, seña de identidad de estos hermosos parajes.
Saborear estos vinos, perder la vista hacia un abismo de agua o refugiarse en verdaderas joyas del Románico, que fueron cuna del monacato gallego, son parte de este destino, pensado para inundar los sentidos.