Pero no sólo en el mar hay aves: todos los humedales costeros viven un mes extraordinario con docenas de especies de aves acuáticas procedentes del lejano norte
Una de las más espectaculares es la espátula común, que podemos encontrar en pequeños grupos o bien formando grandes bandos, en la Enseada de O Vao en O Grove donde la mayoría se quedará a pasar el invierno. Junto a ellas es posible observar prácticamente todas las especies de limícolas que podemos encontrar en Galicia, patos o garzas como la garza real, la garceta común o la garceta grande. Los lugares de referencia siempre serán son las rías de Ribadeo e Foz, la Ría de Ortigueira, la de O Burgo, la Ría de Ponteceso en A Costa da Morte, O Grove, A Ramallosa en Cabo Silleiro y el esteiro do Miño en A Guarda.
Hay una limícola que, curiosamente, no suele verse en humedales sino en espacios abiertos y planos de media montaña
Procedente del lejano norte, el chorlito carambolo, puede hacer paradas de unos días de duración en algunos lugares de Galicia aunque su presencia no es bien conocida; los mejores puntos para encontrarlo son la Serra do Suído y la Serra da Capelada en torno a la ría de Ortigueira e Cariño.
Prácticamente en cualquier punto, incluso en las ciudades, es posible observar otra ave de sorprendente biología migratoria: la collalba gris. Esta ave Llega hasta Galicia directamente de lugares lejanos como las Islas Británicas, Islandia o incluso Groenlandia. En este mes, estos pequeños pero llamativos pájaros, aparecen por doquier, en especial en hábitats abiertos de áreas costeras o montañosas. Otras pequeñas especies migratorias, como el torcecuello euroasiático, el papamoscas cerrojillo, la tarabilla norteña, o el mosquitero musical, pueden verse igualmente en cualquier punto de la geografía gallega.