A lo largo de este cálido mes la naturaleza se encuentra en plena transición: algunas aves aún están culminando la nidificación mientras que otras ya han terminado y empiezan a migrar. Así, recibimos nuevas especies desde sus áreas de reproducción, otras ya nos abandonan y, al mismo tiempo, otras realizan interesantes movimientos post-reproductivos que las llevan a concentrarse en determinadas áreas. Julio está lleno de oportunidades para todos. 

Los aguiluchos cenizos todavía están acabando el proceso de reproducción y es en este mes cuando los polluelos ensayan sus primeros vuelos en el entorno de los nidos. Podremos observarlos con mayor comodidad facilidad en las Brañas do Xestoso, Calvos de Randín y Baltar, A Limia y A Terra Chá.

Pero, si queremos ver aves rapaces en concentraciones llamativas, lo más efectivo es acudir a las principales áreas montañosas. Tras nidificar, muchas de estas especies se dispersan en busca de fuentes de alimento y una de ellas está en las zonas altas de las montañas que en este mes se encuentran repletas de insectos, pequeños pajarillos, roedores, etc. En las áreas más altas del Macizo Central, como el entorno de la estación de montaña de Cabeza de Manzaneda, podremos emprender un recorrido por la pista que atraviesa este sistema montañoso y ver con facilidad el cernícalo vulgar, el águila culebrera europea, el aguilucho cenizo y el aguilucho pálido y, con un poco de suerte, también el buitre común. Esta especie, en concreto, se deja ver con relativa facilidad a partir de este mes y hasta bien entrado el invierno en los sistemas montañosos donde hai presencia de ganado libre: Macizo Central, Serra do Xurés, Pena Trevinca y Serra do Eixe, Serra do Xistral, Serra dos Ancares y Montes de Cervantes, etc. En días cálidos y despejados, dará buen resultado es recomendable acudir a las partes más altas, . También donde podremos ver, con algo más de suerte, algún buitre negro en medio de los buitres comunes.

Culebrera europea (Circaetus gallicus)
Aguilucho cenizo (Circus pygargus)
Alcaudón dorsirrojo (Lanius collurio)
Abejaruco común (Merops apiaster)
Sin salir de las áreas montañosas, un paseo por sus bosques e, incluso, por el entorno de pequeñas aldeas nos permitirá detectar pequeñas aves

Algunas muy interesantes como el torcecuello euroasiático o el colirrojo real en las montañas de Ourense. Es también durante este mes y el próximo cuando las golondrinas y aviones comienzan a verse en gran número pues en el mismo espacio temporal conviven los jóvenes nacidos ya este año con los adultos que todavía se afanan en sacar adelante más polladas.

Ahora bien, julio es un mes de playa para buena parte de la población y, próximos a los arenales, aun los más concurridos, podemos encontrar gran variedad de especies

No es infrecuente que los charranes patinegros se acerquen y pesquen a poca distancia de los bañistas, ajenos, normalmente, a este espectáculo. Pero es en los humedales costeros donde podemos ya comenzar a observar muchas aves que, procedentes del norte, comienzan a migrar hacia el sur, anticipando de esta manera un invierno que aún tardará meses en llegar. En julio, por ejemplo, las gaviotas reidoras y las cabecinegras ya se están instalando de nuevo aquí, tras criar en el norte. Podemos encontrar también multitud de limícolas, garzas reales, garcetas comunes, etc. Los espacios ideales en este mes son siempre los mejores humedales costeros como los de O Grove, particularmente la ensenada de O Vao, las rías de Ribadeo y Foz, la de Ortigueira, la urbana Ría do Burgo, la ría de Ponteceso en A Costa da Morte, A Ramallosa en Baiona y cabo Silleiro o el esteiro do Miño en A Guarda.

También es un buen momento para acercarse a diferente cabos del litoral gallego; poco a poco numerosas aves marinas se dejan ver en su paso migratorio hacia el sur. El número y variedad de especies no es tan llamativa como en los meses siguientes pero, aun así, podremos ver alcatraces atlánticos, charranes patinegros, alguna pardela cenicienta y pardelas baleares que, procedentes del Mediterráneo, alcanzan las costas gallegas para pasar en ellas una buena temporada. El mejor punto de observación es Estaca de Bares, aunque también podemos acudir a la Punta do Castro en la Mariña Lucense, los Cabos Vilán y Touriñán y el Cabo do Roncudo en la Costa da Morte, Cabo de Corrubedo, en el Parque Natural homónimo, o en cabo Silleiro.
 

No te puedes perder

Jul
  • El Macizo Central está en uno de sus mejores momentos. Desde A Pobra de Trives puedes acercarte a la estación de invierno de Cabeza de Manzaneda y desde allí continuar por la pista que discurre en dirección sur. Observarás aves rapaces de diferentes especies y en buen número. Igualmente puedes acudir a las partes más altas de la Serra dos Ancares y Montes de Cervantes o a la Serra do Eixe.
  • Podemos también ir de excursión a la Serra do Xistral y otras elevaciones próximas. En los pinares seguiremos encontrando verderones serranos, esta vez en grupos y en las zonas altas buitres comunes y aves de montaña como el bisbita alpino.
  • Es el momento de acudir a los cabos a observar el paso de aves marinas. Si vamos a Estaca de Bares, la opción más interesante, el lugar clave es el exterior del observatorio de aves, un balcón privilegiado para observar el paso migratorio. Cualquier otro cabo puede dar grandes satisfacciones con aves marinas: la Punta do Roncudo o el Cabo Touriñán en la Costa da Morte, Cabo Silleiro, etc.
  • No debemos dejar de acudir a los grandes humedales del litoral: desde el mar Cantábrico con las rías de Ribadeo y Foz hasta el Esteiro do Miño en el límite con Portugal encontraremos un rosario de espacios donde ver aves acuáticas de multitud de especies; son especialmente atractivas las rías de Ortigueira, O Burgo, la de Ponteceso en A Costa da Morte o la Ensenada do Vao en O Grove.
  • El entorno de las pequeñas aldeas del interior, particularmente si tienen castañares, como sucede en muchas del Macizo Central o en O Courel, suele acoger multitud de pequeñas aves. Cómodamente Fácilmente las veremos en sencillos paseos por su alrededor. 
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