Este recorrido por la recortada costa norte de las provincias de A Coruña y de Lugo nos llevará por santuarios mágicos levantados en el límite de la tierra con el mar.

Pequeños en tamaño pero grandes en la devoción que se les profesa, en cada uno de ellos respetaremos la tradición y seguiremos los rituales para ver cumplidos los tres deseos que pediremos a lo largo de este espectacular camino.

“Quien no va de vivo
a San Andrés,
va de muerto tres”

“El santo que te dio la enfermedad
que te de la sanidad,
por el poder que Dios tiene,
y san Andresiño, amén”

Fecha de celebración de las romerías:
- Santo André de Teixido: La romería principal tiene lugar el 8 de septiembre aunque, a lo largo del año, se celebran otras menos concurridas.
- Virxe de Chamorro: Lunes de Pascua.
- San Xiao de Trebo: 7 de enero.

Día 1º

Comenzamos nuestro itinerario en la ciudad de Ferrol: un paseo por el conocido Barrio da Magdalena nos acercará a la historia de esta ciudad industrial y marinera. Durante el recorrido, no olvidéis arrimaros a los balcones de los de Herrera, lugar desde el cual tendréis una magnífica panorámica del Arsenal, impresionante complejo militar del siglo XVIII y una de las obras de ingeniería más importantes de la Ilustración. Aprovechad, además, para tomar un en una de las tascas y terrazas del puerto y repasar el itinerario del día, que os llevará por los lugares más mágicos de este entresijo del norte de Galicia.

La primera parada de nuestro trayecto nos conduce hasta una alta cumbre de grandes rocas donde se encuentra la ermita de Chamorro. Se dice que el nombre popular de este santuario viene de la devoción que los marineros le profesan a la Virgen. Ante el peligro de naufragio gritaban: “Xa morro!”, ¡Ya muero! sperando a que su Patrona los salvara. Envueltos por esta fe y por la adoración marinera, entrad en el santuario para dejar vuestra propia vela encendida; cerrad los ojos un momento y pedid el primer deseo de este mágico recorrido.

Ponemos ahora rumbo a las playas de Covas, hacia una pequeña isla muy próxima al litoral donde nos aguarda la ermita de Santa Comba. Con la bajamar, podéis bajar a la cala que daba acceso a la isla y disfrutar de ella. Orientada al norte, es ventosa y salvaje; ideal para pasear en cualquier época del año. Es este un lugar de peregrinación en el que, desde el siglo XII, los romeros le rinden tributo y le muestran su devoción a la citada santa el último domingo de julio.

El camino original a Santo André está señalizado con el símbolo de un pez (la sardina que el santo comió durante su viaje), y se une en el ayuntamiento de Narón con la otra variante más conocida y popular que comienza en el monasterio de San Martiño de Xubia, en O Couto, joya del románico de la comarca. Los romeros peregrinan casi 50 kilómetros hasta el santuario de Santo André de Teixido. No es difícil imaginar cómo el ilbar del viento y los paisajes pintorescos acompañan a los romeros a lo largo de todo su recorrido pero, si estáis en buena forma, os animamos a que, en vez de imaginarlo, lo viváis en primera persona.

Día 2º

Saliendo en coche en dirección a Cedeira, manteniendo el mar siempre a nuestro lado, pasamos por Valdoviño, Pantín y Vilarrube. Sea cual fuera la estación del año o el tiempo que haga, reservad un momento para dejar vuestras huellas en la arena blanda de estas playas salvajes: os sentiréis aislados y en completa sintonía con el fiero mar de estas costas. Cerca de aquí, también encontraréis tascas típicas en las que sirven percebes y navajas, que consiguen su máxima expresión si son degustados en compañía de alguno de los excelentes vinos de denominación de origen gallego.

Aún con el batir rítmico de las olas en los oídos, continuamos hacia Cedeira y ascendemos la Serra da Capelada hasta Teixido para ver el templo del Santo André, situado en el de uno de los mayores acantilados de Europa. La mejor opción para acercarse al lugar, combinando verdaderas sensaciones de emoción y de vértigo, es hacer a pie el sendero desde el famoso crucero del Cristo dos Carrís. Para iniciar los rituales vinculados a esta peregrinación, deberéis cargar con una piedra y depositarla en uno de los “milladoiros” (pequeños montones de piedras) que encontraréis en los alrededores del crucero y del sendero. De esta manera, cuando llegue el día del Juicio Final, Dios sabrá que estuvisteis aquí pues, como le prometió al santo: “Queda aquí, san Andrés, / que de vivos ou de mortos / todos te virán ver”("Queda aquí, santo Andrés / que de vivos o de muertos / todos te vendrán a ver"). Por esto se dice que va de muerto, en forma de reptil, el que no fue de vivo.

Una vez llegamos a la aldea, mientras se va descendiendo la tortuosa costa en busca de la iglesia, encontraréis a ambos lados del camino los tradicionales puestos de venta de roscas, de imágenes, de medallas y de otros símbolos entre los cuales sobresalen los “sanandreses” y los ramilletes de la “herba de namorar”. Los “sanandreses” son el recuerdo más característico que podréis llevar de Teixido. Se trata de unas figuritas de pan cocido, pintadas en vivos colores, que representan diversos motivos relacionados con el santo, como su barca o la sardina que comió durante el viaje, y que, aseguran las vendedoras, protegen el lugar en el que se guardan. De la “herba de namorar”, también denominada clavel marino, valoran sus poderes mágicos en cuestiones de amores. Es habitual que los romeros más jóvenes y solteros la vayan a coger allí hasta donde llega el salitre del mar, para arreglar problemas amorosos o encontrar pareja.

A medida que bajéis, entre las casitas, comenzaréis a descubrir poco a poco el tejado de losa, el campanario y los muros encalados de este santuario del siglo XVIII. Cuenta la leyenda, que en este lugar volcó la barca del apóstol santo André lo mismo que le pasó a la de la Virxe da Barca, en Muxía. Si observáis atentamente, en el borde de los acantilados próximos encontraréis la petrificada embarcación del santo. En el interior de la iglesia, el retablo barroco y las imágenes del patrono están siempre rodeados de flores y de miniaturas de barcos que piden protección para su tripulación. La sensación de respeto que transmite este lugar de culto se ilumina con la luz de docenas de velas que resplandece delante de los exvotos. Estas figuras de cera con forma de una parte del cuerpo son dejadas aquí, en expresión de gratitud, por aquellos a quien el santo ya les hizo algún favor. Mientras contempláis esta escena, es hora de seguir con los rituales para rogar por nuestro segundo deseo. Encended una vela y acercaros a la vecina Fonte do Santo o dos Tres Canos: haced la petición y tirad una miga de pan en el pilón. Si flota, significa que el deseo se va a hacer realidad y que el año que viene estaréis vivos para volver junto al santo.

El ocaso nos dice que es tiempo de poner fin a nuestra segunda jornada: lo haremos con un regalo para la vista y para los sentidos. En Vixía Herbeira, el el mirador situado en uno de los acantilados más altos de Europa, vislumbraremos la asombrosa magnitud de unos acantilados de más de 600 metros. Continuando el camino, y ya en el cabo Ortegal, uedaréis asombrados con la fuerza de los “Aguijones”, rocas punzantes que emergen del mar en las que las olas baten con toda su fuerza. Si os coincide llegar aquí con temporal, tendréis la oportunidad de ver la bravura del mar en todo su esplendor, sin duda ninguna, una sensación que ya nunca podréis olvidar.

Tras el espectáculo de colores en el cielo en este tramo de costa, la más recortada del litoral español, despediremos el día en la pequeña villa pesquera de Cariño. De camino, veremos la capilla de San Xiao de Trebo y, ya en el puerto, podremos disfrutar de una experiencia gastronómica de lo más suculenta saboreando una caldeirada de raya o un revuelto de erizos e algas, platos típicos que hablan de esta tierra.

Día 3º

En este último día nos dirigimos a Viveiro. En el camino llegaremos a Ortigueira, donde la zona antigua y el puerto nos invitan a disfrutar de un paseo. Más adelante, a la altura de O Barqueiro, encantadora villa de pescadores, merece la pena que nos desviemos del camino para acercarnos a Estaca de Bares. Os encontraréis en un lugar único: el punto más al norte de la Península Ibérica, donde confluyen las majestuosas aguas del océano Atlántico y del mar Cantábrico; todo un espectáculo de la naturaleza.

Ya en la villa de Viveiro, tras recorrer su hermoso y monumental centro histórico, nos dirigiremos al convento das Concepcionistas para encontrar la gruta de Lourdes. Este lugar de culto es una réplica del santuario de la Virgen francesa excavado en la roca. La imagen está colocada en una urna sobre cientos de velas y de figuras de cera, que parecen escalar por los huecos en la búsqueda de la mejor posición para pedirle los favores a la santa. Sumaros a la devoción y encended también una vela para pedir vuestro tercero y último deseo de este camino.

Recomendamos terminar este itinerario de nuevo en contacto con la naturaleza, dando un tranquilo y relajado paseo por el souto da Retorta, rodeados de eucaliptos de más de 80 metros de altura que parece que le están haciendo cosquillas al cielo con sus ramas: es como un bosque de gigantes. Ahora, sólo nos queda cruzar los dedos para en seguida ver cumplidas nuestras peticiones…

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