El sendero que rodea y atraviesa la Fraga de Vilapena transcurre entre una gran diversidad de vegetación autóctona. Comienza antes de llegar a la aldea, en una zona de aparcamiento acondicionada con un panel informativo. Iniciando el trayecto hacia Vilapena, se visita la iglesia parroquial y se observan numerosos hórreos y antiguas edificaciones de piedra.

La ruta abandona las praderías del núcleo rural y se adentra entre las plantaciones forestales y el tupido bosque autóctono, ascendiendo hacia la bifurcación y mirador de Pau Pico a 486 metros de altura. Retomando la senda, tras un tramo de menos de un kilómetro, esta se une con el PR-G 83. Ascendiendo una breve cuesta, se encuentra un refugio para la lluvia y ambos senderos comparten su itinerario durante un buen trecho.

Hacia el final, el camino regresa a la Fraga de Vilapena para dirigirse al arroyo de Vilaformán, antaño conocido por su fama truchera. Si optamos por seguir la variante y hacer el recorrido más corto entraremos en el interior de la fraga donde se encuentran vestigios de antiguas carboneras.