A través de esta ruta, puedes hacer un recorrido por las piedras más antiguas de Galicia, conociendo impresionantes petroglifos, molinos, cruceros, hórreo, alguno que otro castillo e incluso un menhir!

Campo Lameiro está considerado uno de los parques arqueológicos más grandes de Europa y el mayor del noroeste peninsular.
 
El Castillo de Sobroso es sede del Museo do Traxe Galego y museo etnográfico. Allí podréis ver cómo era la vida de nuestros antepasados y entender mejor nuestra cultura.

Museo del Castillo de Sobroso (horario de visitas): De martes a viernes de 10:00 a 13:00 horas. Sábados, domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 y de 16:00 la 19:00 horas.
 
Centro arqueológico de Tourón: Abierto únicamente para visitas concertadas. Pueden hacerse por teléfono (986 767 235), correo electrónico  (centroarqueoloxicotouron@pontecaldelas.org) o a través de la Oficina de Turismo de Ponte Caldelas.

Día 1º

Las treinta hectáreas que ocupa el bosque de Sobroso van a ser la primera y amplia vista que nos ofrezca esta ruta, para después centrar la visión en el Castillo de Sobroso que, el mismo que el bosque, recibe su nombre de un árbol que crece en este lugar, el alcornoque.

El origen de esta fortaleza se remonta al siglo IX, cuando Bermudo II se refugió en ella durante la batalla de Portela Arenaria, hoy Vilasobroso, la villa que se ve de frente. Desde aquella, Sobroso fue testigo mudo de las vicisitudes de múltiples personajes históricos de Galicia, sobre todo por su papel de bastión militar, que acabó perdiendo. Por sus corredores anduvieron los Condes de Galicia en 1095, doña Urraca y don Raimundo de Borgoña; los "irmandiños" durante las revueltas que destruyeron el castillo en la segunda mitad del siglo XV; o Pedro Álvarez de Soutomaior, Pedro Madruga, que lo reconstruyó después ...

Actualmente, este baluarte defensivo es sede del Museo do Traxe Galego y museo etnográfico. Pasead por los corredores y salas para ver, en una exposición permanente, como era la vida de nuestros antepasados y entender mejor nuestra cultura. Veréis la cocina, con sus utensilios y el lar, las estancias nobles, los dormitorios con sus colchas de lino, antiguo trabajo artesanal al que se le dedica parte de la exposición, igual que el de cesteros, “zoqueiros”, tejeros, carpinteros…

En el recorrido por los alrededores, descubriréis que la fortaleza está compuesta por tres estructuras de diferentes alturas, sobrepuestas unas a las otras que le dan un aire imponente. Ya en el camino de vuelta, si queréis hacer un descanso, aprovechad para explorar el arbolado del bosque en el que conviven cerca de 40 especies diferentes, sobre todo robles y otras asociadas a climas mediterráneos como el alcornoque, el “érbedo” y las “lauráceas”. También hay zonas recreativas y fauna en semilibertad.

Nos dirigimos ahora al corazón del ayuntamiento de Ponte Caldelas para ir un poco más atrás en la línea de la historia. En el Área Arqueológica de Tourón encontraréis uno de los complejos de artes rupestres al aire libre más singulares de Galicia. Guiaros por las señales distribuidas para visitar las cinco estaciones donde ver los petroglifos y los grabados sobre la roca, que datan del Neolítico final-Edad de Bronce. Después, acercaros al Centro Arqueológico para ver como se interpretó el paisaje de la época.

Del arte castreña daremos ahora un salto a las artes tradicionales de nuestra tierra representada en los molinos de agua. En el Rego do Portiño, afluente del río Maior a su paso por el municipio de Vilaboa, encontraréis los molinos de Riomaior. Un pequeño, y no muy largo sendero, os llevará de uno a otro. Son 34 y casi todos rehabilitados, acompañados de la mágica corriente de agua y de pequeñas cascadas, hasta llegar al último, llamado Molino de Miguel Lois. De vuelta, subid por las mismas pasarelas, puentes y escaleras de madera mientras la sombra y la frescura de la vegetación os alivia los pasos.

Podéis aprovechar para almorzar en alguno de los establecimientos del puerto de Vilaboa, con vistas a la ría: el pescado fresco y los mariscos son los protagonistas indiscutibles de sus más sabrosos platos.

Nos acercamos ahora hacia la costa de la ría de Vigo para cruzar la ensenada de San Simón hasta la península del Morrazo, donde visitaremos el crucero de Hío, en el municipio de Cangas. Pero antes, aprovechad el camino para subir a la cumbre del Monte Facho de Donón, donde os encontraréis de nuevo con las artes rupestres en un antiguo castro galaico, con restos del siglo X a. C. E incluso os podréis deleitar unos instantes con las nítidas vistas de la costa que acabáis de dejar atrás. Hacia el horizonte descubriréis el perfil de las  illas Cíes, protegiendo la ría, y el cabo Home, la punta del continente de la que están más cerca.

Del Conjunto Monumental del Hío también forma parte la iglesia del mismo nombre, en la que identificaréis varios estilos arquitectónicos y formas, como las bóvedas, que recuerdan al monasterio de San Martiño Pinario, en Santiago de Compostela. Pero, sin duda, la pieza más importante del conjunto es el original crucero barroco de finales del siglo XIX, considerado uno de los más importantes de Galicia. Frente a él, cada 16 de agosto tras finalizar la misa, se interpreta la tradicional "Danza de San Roque" o "Dos Peregrinos", del s. XIV y declarada de Interés Turístico Gallego.

Nuestro camino nos llevará ahora hacia la costa de la ría de Pontevedra, en concreto al municipio de Marín, para encontrarnos con los petróglifos del Laberinto de Mogor, muy cerca de la playa del mismo nombre. Aun se conservan algunos ejemplares con forma de conjuntos de círculos concéntricos asociados entre sí, como un laberinto. Hay varias interpretaciones sobre su significado. Unas dicen que son obra de un mismo pueblo navegante que colonizó el oeste europeo en el Neolítico, otras que son un calendario prehistórico o mismo que el conjunto no obedece a una razón práctica de medir el tiempo, sino sagrada, artística y simbólica. Cualquiera que sea la explicación, arrodíllate y recorre con los dedos las líneas marcadas en la piedra para sentir el peso del Historia.
 

El mejor fin para esta jornada es contemplar el ocaso desde el paseo marítimo de la playa de Mogor.

Día 2º

Dejamos atrás la costa para ir ahora hacia el interior de la península del Salnés. Aquí, en el municipio de Barro, os recrearéis con el sonido del agua cayendo por los más de 30 metros de desnivel de la cascada del río Barosa, alrededor de la cual se encuentra el complejo etnográfico-medioambiental de Río Barosa.

La excepcional topografía de este lugar les da sentido a los diecisiete molinos que forman un gran complejo hidráulico. Podréis descubrirlos mientras subís por el camino que discurre paralelo al canal bajo la frescura del bosque de ribera. Casi están camuflados, por el paisaje y por tener el mismo color de la base granítica de la cascada. El sordo sonido del agua cayendo es intenso incluso en el verano, época en la que podéis aprovechar para refrescaros en las charcas, una oportunidad perfecta para sentir la frescura de estas aguas en vuestra piel.

Muy cerquita de aquí, la historia del ayuntamiento de Moraña se materializa en las abundantes manifestaciones prehistóricas como la Lapa de San Martiño de Gargantáns del 3.000-2.000 a. C. Este es un monolito de dos metros de altura que da cuenta de su importancia por estar incluido en el escudo municipal. Cuando os acerquéis a él, además de fijaros en su simplicidad y forma cónica con grabados en las dos caras, os daréis cuenta de que está seccionado, el que lleva a pensar que esta no era su situación original y que incluso podía medir más. Se desconoce su función exacta pero hay quien lo relaciona con signos funerarios, antiguas lindes territoriales entre tribus o incluso con un monumento al sol.

Nuestro viaje continúa hacia el interior, a un buen lugar para conocer de cerca nuestra cultura prehistórica: el Parque Arqueolóxico da Arte Rupestre de Campo Lameiro. Se trata de un conjunto al aire libre donde encontraréis casi cien petroglifos en su contexto ambiental y más de 80 paneles interpretativos, así como la recreación de un poblado de la Edad de Bronce. Os sentiréis como si habíais estado retrocediendo 4.000 años en el tiempo. Campo Lameiro está considerado uno de los parques arqueológicos más grandes de Europa y el mayor del noroeste peninsular.

De vuelta a nuestro camino y algo más cerca del presente, nos encaminamos ahora al municipio de Cerdedo para encontrar la Eira de Pedre. Rodeados por la iglesia, anterior al s. XVII, y casas de arquitectura tradicional de esta parte de la provincia pontevedresa, encontraréis un conjunto de hórreo restaurados en la llamada Eira Grande. Este gran espacio comunal, donde el suelo está formado por grandes losas de piedra oscura, nos habla de la agricultura de subsistencia y de la particular economía y organización de la gente de la época.

A sólo unos metros, un sendero discurre paralelo al río Lérez. Aprovechad para dar un paseo por este valle verde y silencioso ya en las últimas horas del día y ver como la luz se va apagando mientras os perdéis en un antiguo camino de peregrinos, entre agros y pastos. El sendero discurre por un antiguo puente romano, con un curioso suelo de cantos. Un final suave para dos intensas jornadas.

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