RÍA DE CAMARIÑAS

Rías y playas
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Localización

Coordenadas:
43º 07' 44.4" N - 9º 10' 46.9" W

Descripción

Camariñas es un ejemplo diferente de ría: pequeña, recogida, apenas marcada en el terreno.
Sus límites más occidentales los constituyen dos salientes pétreos: la Punta da Barca, en su vértice meridional, y el Cabo Vilán, flanqueando su entrada por el norte. Hacia el interior la ría va perdiendo sus rasgos marinos para, en Ponte do Porto, unirse mansamente con las aguas del río Grande.
En la ría destacan los puertos pesqueros de Camariñas y Muxía así como los restos de la existencia del antiguo puerto de Ponte do Porto. En sus villas se pueden admirar toda una extensa gama de viviendas, marineras unas, señoriales otras, en las que se combinan las recias balconadas de hierro con galerías acristaladas que sobresalen de muros pintados de mil colores -los mismos que los barcos fondeados en sus puertos- que bordean estrechas y retorcidas callejas.
El mar lo impregna todo y hasta hace relativamente poco tiempo era posible contemplar los restos de antiguas tradiciones como el curar el pescado al sol. En cambio la tradición del encaje ha vuelto a resurgir y, seguro, que el viajero que llegue con buen tiempo a estos lugares podrá contemplar a las palilleiras moviendo los bolillos con auténtica maestría y ver como van creciendo, como por encanto, auténticas filigranas hechas con hilo.
El folklore religioso está monopolizado por la devoción a la Virxe da Barca. En su santuario, en Muxía, emplazado en un lugar marcado por el roquedo, frente a un mar bravo -en calma unos días, enfurecido otros muchos- se reúnen cada año miles de romeros que al tiempo que se arrodillan ante la Virgen siguen la tradición de pasar por debajo de la Pedra dos Cadrís o de intentar mover la actualmente rota Pedra de Abalar.
Y si en la Punta da Barca domina lo sagrado; en el cabo Vilán, límite septentrional de la ría, lo hace la naturaleza; los enormes farallones acantilados que se adentran en el océano resistiendo los embates del oleaje y del viento. Desde el faro instalado en este lugar se puede admirar otra extensa gama de paisajes marinos marcados por el azul del cielo, el rosado del roquedo y el blanco amarillento de los arenales. Un auténtico paraíso salvaje.

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