Cuentan que las Rías Gallegas, esos largos brazos de mar que penetran en la tierra, son la huella de los dedos de Dios que, después de crear el mundo, apoyó aquí su mano para descansar.

 

Y tal vez sea cierto, pues en los intrincados 1.498 km de costa que van de Vigo a Ribadeo, las rías constituyen un fenómeno singular, un regalo del cielo... para disfrutar de la tierra.

De este a oeste, de norte a sur, de las Rías Altas a las Rías Baixas pasando por las de la Costa Ártabra y las de A Costa da Morte, cada ría gallega es un refugio que alberga todo un mundo de riquezas naturales, de paisajes con una historia que contar.

Acantilados y playas de aguas tranquilas, viñedos y pinares, pueblos marineros, puertos deportivos, pazos con jardines al borde del agua y lo que para muchos es lo mejor de la rías, una espléndida gastronomía con sabor a mar.

 

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