Un villano al norte, el imponente Cabo Vilán, y una santa al sur, Nosa Señora da Barca, reciben a los que llegan por mar a la Ría de Camariñas. Cabo Vilán con sus acantilados, para advertir de la peligrosidad de estas aguas. La Virgen, para bendecirlas y pedirles que sean clementes con los hombres. Pues aquí, en la Costa da Morte, el mar es más poderoso que la tierra. Muy cerca del Cabo, el Cementerio de los Ingleses recuerda la tragedia del Serpent, buque de la Royal Navy que encalló en 1890 y solo sobrevivieron tres marineros. Pero una vez pasado el Cabo, el mar se calma.

Desde la playa Area da Vila en Camariñas, hasta la de Espiñeirido en Muxía, el perfil de esta recoleta ría es un delicado encaje hecho de playas y calas blancas, pinares y rocas. Una filigrana de la naturaleza, como si Dios y el mar hubieran querido imitar a las "palilleiras" que hacen los cotizados y elegantes encaixes de Camariñas.

 

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