Descripción
Las Puntas Coitelada, por el norte, y la Punta
Torrella, por el sur, flanquean la entrada de un tronco
de mar que se introduce hacia el oeste bifurcándose
en dos rías, -una hacia el nordeste, otra hacia el sur- que,
como la de A Coruña, son de pequeña
extensión: Ares y Betanzos.
Su situación, así como su configuración cerrada,
motivó la existencia de unas condiciones climáticas
privilegiadas caracterizadas por la suavidad de sus
temperaturas y por unas precipitaciones moderadas
que explican la importancia que en las riberas
adquieren los cultivos de huerta o el viñedo.
En estas tierras, llamadas As Mariñas, se combina
a la perfección el desarrollo turístico con la mejor
tradición histórica y artística materializada en los
cascos antiguos de Betanzos o Pontedeume, en la
Terraza de Sada, en el voto de Chanteiro, iniciado en
el siglo XV, o en la Iglesia románica de Bergondo,
que dan fe de la pujanza de unas tierras en las que se
impusieron los blasones de la casa de los Andrade.
Betanzos o Pontedeume constituyen conjuntos de
enorme interés artístico, con centros históricos
dignos de visitar, compuestos por calles estrechas y,
en algunos tramos, con soportales, a los que se
asoman hermosos edificios de piedra granítica en
forma de iglesias o fortalezas medievales, como Santa
María do Azougue o San Francisco, del siglo XIV, en
la primera o el Torreón dos Andrades, construido
entre 1370 y 1380, en la segunda.
Redes ofrece la silueta única de un pueblo
pescador acodado al mar, Ares es villa turística lo
mismo que Sada que, además, es la capital del ocio de
la comarca, y posee las Torres de Meirás en sus
inmediaciones, palacio que habitó Doña Emilia
Pardo Bazán y luego el general Franco, mientras que
Miño se convierte cada año en el lugar de llegada de
muchos visitantes en busca de su playa.