Esta moderna iglesia se levantó sobre una más antigua del S. IX, de la que no queda nada, llamada San Pedro de Fora, por estar situada fuera de las murallas de la ciudad vieja. Desde el año 1200 se beneficiaba del canon que tenían que pagar los vendedores de conchas situados en sus cercanías, de ahí el topónimo de barrio de los Concheiros, un poco más arriba. En el S. XV, la iglesia, en estado ruinoso, pasa a depender del monasterio de San Martiño Pinario. El actual edificio, muy sencillo, se construyó a principios del S. XIX, y apenas tiene valor artístico, a excepción de los altares neoclásicos de su interior con imaginería atribuida al taller de José Ferreiro.