Este recorrido por la Costa da Morte nos invita a conocer las grandes leyendas, creencias, rituales y romerías marineras que se suceden a lo largo de un litoral rebosante de santuarios que miran al mar desde lugares privilegiados.

"Santo Cristo de Fisterra,
Cristo de la barba dorada,
vengo de tan lejos tierra,
Santo, por verte la cara.
Vengo de la Virgen de la Barca,
acabo de aballar la piedra,
también vengo de veros
Santo Cristo de Fisterra".

Fecha de celebración de las romerías:
- Milagros de Caión: 8,9 y 10 de septiembre.
- San Hadrián do Mar: Domingo siguiente al 16 de junio.
- Nuestra Señora de la Barca: Domingo posterior al 8 de septiembre.
- Santo Cristo de Fisterra: Domingo de Pascua de Resurrección.

 

Día 1º

Comenzamos nuestra primera jornada en la antigua villa ballenera de Caión, donde encontramos el santuario de Nosa Señora dos Milagres. Desde este cerro, podréis disfrutar de una inmejorable vista panorámica. A villa está rodeada por un mar bravío que parece comer la pequeña península con cada tempestad. Es fácil imaginar como era la vida de los pescadores años atrás, luchando en sus embarcaciones contra a fuerza del mar y del viento, en la búsqueda de una gran ballena.

La romería de la Nosa Señora dos Milagres comienza el domingo anterior al 8 de septiembre. Durante una semana, miles de personas llegan al santuario desde toda la comarca para pedirle a la Virgen curación o agradecerle la intervención divina por los favores pedidos. Cientos de ellos van a pie y algunos incluso continúan su ofrecimiento dando varias vueltas de rodillas alrededor del templo del siglo XIX. La tradición dice que la fuente santa es milagrosa para los problemas de la piel, por lo que, ya que estáis aquí, mojad un paño en el agua y luego ponedlo al aire para que, cuando seque, todos los males desaparezcan. Si os coincide venir aquí en los días de romería, veréis un gran manto blanco alrededor del manantial y, si es cualquier otro día del año, bajad a la villa y empujad la puerta de la iglesia parroquial para acercaros hasta el altar de la Virgen, que es donde se encuentra el resto del año.

Continúa nuestro viaje hacia Malpica de Bergantiños. Precisamente, lavarse con el agua santa es un rito que también cumplen los fieles en el santuario de Santo Hadrián do Mar, del siglo XVI. El templo se levanta solitario y sencillo en el cabo del mismo nombre, íntimamente vinculado al mar, con las illas Sisargas a su lado. El día de la fiesta, la procesión sale con la imagen del santo a primera hora de la mañana de la villa de Malpica. Los tres kilómetros del camino antiguo se llenan de romeros que acompañan la imagen por la arena de la playa y por la orilla de la costa. La fama de milagroso de Santo Hadrián reside en que libró la zona de una plaga de serpientes. La tradición cuenta que desde que acabó con la última, el único reptil que se puede intuir en todo el cabo es el que aparece en la silueta de una de las piedras de los acantilados que hay al pie de la ermita.

Dejando atrás la península de Malpica, y antes de llegar al siguiente santuario mágico, tendremos la suerte de encontrarnos con varios lugares emblemáticos como el original y moderno faro de Punta Nariga. Fue diseñado por el arquitecto pontevedrés César Portela reproduciendo la imagen de un impresionante barco de piedra aproando hacia el mar. Tampoco perdáis detalle de las formaciones rocosas que hay a vuestro alrededor. El viento y el salitre labran enormes moles de granito dibujando en ellas espectaculares esculturas naturales con forma de brujas, osos o tortugas.

Desde aquí, se atisban las illas Sisargas y, hacia el sur, el cabo Roncudo donde los “percebeiros” de Corme arriesgan sus vidas, entre rocas y amenazantes olas marinas, en la búsqueda de este apreciado fruto del mar. Si os acercáis a Corme, no dejéis pasar la oportunidad de degustar este tesoro del Roncudo, para muchos, los mejores percebes de Galicia, en alguna tasca de la villa. Sin duda ninguna, esta será la mejor manera de saborear una bocanada de mar en vuestro paladar. Aprovechad también para conocer la Pedra da Serpe, pues Santo Hadrián también pasó por aquí para liberar la comarca de la plaga de reptiles. Uno de estos quedó petrificado y, fruto de la cristianización, se colocó allí un crucero.

Siguiendo nuestro camino hacia el sur, y antes de llegar a Muxía, la “tierra de los monjes“, hacemos un alto en el camino para conocer el monasterio románico de San Xián de Moraime. Se trata de un antiguo cenobio benedictino, de gran belleza, que lleva en pie desde el siglo XII. Obra de la escuela del Maestro Mateo, famoso escultor del Pórtico da Gloria, en su portada se refleja el influjo de la catedral compostelana.

Llegando ya a Muxía, y para terminar la jornada, os proponemos un bonito paseo por la zona portuaria, mientras el sol cae sobre el bravo mar de la Costa da Morte. Allí, podéis aprovechar para cenar en alguno de sus restaurantes a pie de puerto: el sargo, la lubina a la sal o las navajas son algunas de sus exquisiteces.

Día 2º

El segundo día del nuestro recorrido ya comenzamos a entender por qué Muxía es conocida como la “novia del viento y del mar. Acercaros al santuario da Virxe da Barca os producirá una honda impresión. Imponente y majestuoso, su arquitectura se yergue sobre las propias rocas que lame el mar. Antes de dirigirnos al templo, disfrutad de la panorámica para recordar las historias que envuelven el sorprendente contorno de grandes rocas. La tradición cuenta como la Virgen María llegó en un barco hasta Muxía para alentar al Apóstol Santiago en la evangelización de Galicia.

Esta embarcación la encontraremos ahora convertida en piedras a nuestro alrededor. Vemos la “Pedra de Abalar“, que sería el casco del barco de la Virgen; también la “Pedra dos Cadrís“, las velas del barco; y la “Pedra do Timón“. Curiosas costumbres giran alrededor de estas mágicas piedras: tradicionalmente, los romeros hacían aballar la gran piedra, saltando en ambos extremos hasta conseguir que se moviera y la “Pedra dos Cadrís“ servía para curar los dolores de riñones y de espaldas, pasando por debajo de ella hasta nueve veces. Si padecéis alguno de estos males, probad a hacer este curioso ritual, pues de seguro que vuestra dolencia desaparece gracias a los poderes sanadores de esta roca.

Empapados de la espiritualidad que emana de estas inmensas y poderosas rocas, es el momento de acercarnos a la puerta del santuario. Ya se nota el típico aroma a incienso y la cera tan característico de estos espacios. Desde las rejas de la entrada, observamos al fondo el camarín de la Virgen, rodeado de decenas de pequeños barcos. Todos ellos son ofrendas que dejaron como agradecimiento tantos y tantos marineros que volvieron con vida del mar tras superar mareas y tormentas, gracias a la protección de su patrono.

Tras sentir la devoción y la religiosidad de este mágico lugar, nos dirigimos hasta el punto más occidental de la España continental: el cabo Touriñán. Aquí, en el extremo del istmo sentiréis silbar el viento y golpearos en la cara mientras la piel se encrespa, sintiendo la paz y la soledad de este entresijo del mundo. Entre vosotros y las tierras del continente americano sólo queda el inmenso océano. Las olas baten con fuerza contra las rocas. Os sentiréis pequeños viviendo esa experiencia íntima y asombrosa.

Dejando atrás Touriñán, nos dirigimos al Finis Terrae del mundo grecorromano para encontrarnos con más experiencias ligadas a mitos y leyendas al lado del mar. Nuestra siguiente parada es la iglesia de Santa María das Areas, un templo románico del siglo XII situado en el camino que nos lleva hasta al Faro de Fisterra. En una de las capillas, encontramos el Cristo da Barba Dourada, de lo que cuenta la leyenda que llegó a la villa arrastrado por el mar. No podemos dejar pasar la oportunidad de acercarnos a esta imagen para poder comprobar por nosotros si es verdad la leyenda que la envuelve: aseguran que a este Cristo le crecen los cabellos y las uñas. ... Será verdad?

Tras la intriga y el misterio del Cristo da Barba Dourada, en el camino hacia el “fin del mundo“, debemos conocer las ruinas de la ermita de San Guillerme, otro lugar impregnado de poderes mágicos relacionados con la fecundidad. De origen prerrománica, la capilla se levantó sobre un antiguo castro en el que algunos sitúan la mítica Ara Solis, el altar de culto al sol. Otro elemento de alto interés etnográfico es la llamada “cama de pedra“ lugar al que, aun no hace mucho tiempo, acudían esperanzadas las parejas buscando un milagro para concebir al hijo que no llegaba. Desde esta ermita, el paisaje os deleitará con una gran vista del cabo Fisterra, con el mítico faro en su extremo, e intuiréis el camino que deberemos seguir para llegar hasta él.

El final de este itinerario no puede ser más perfecto: ver desaparecer el sol en el fin del mundo no tiene precio.

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