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A MIÑA VIAXE
Los caminos jacobeos conectaron Galicia con Europa durante siglos y lo siguen haciendo. Entre las diversas variantes el Camino Francés es el más conocido, siendo O Cebreiro el punto de entrada en Galicia. Este itinerario comparte el recorrido de las primeras etapas galegas de una de las vías de peregrinación más importantes del mundo.
Pedrafita do Cebreiro es un lugar de paso. Históricamente las diversas infraestructuras viarias fueron procurando sitio en este puerto de 1099 metros que marca el paso entre Galicia y la Meseta Central y sirve también de punto de partida para acceder tanto a Os Ancares como a O Courel.
Pequeña localidad de montaña, es la capital municipal a mayor altitud de Galicia. Destacan sus magníficas queserías, que hacen del Queixo do Cebreiro uno de los más valorados de Galicia.
Desde Pedrafita do Cebreiro la carretera hacia O Cebreiro transita por la ladera a modo de continuo mirador con hermosas vistas de las sierras, de un verdor irreal.
O Cebreiro es uno de los grandes hitos del Camino de Santiago en Galicia. Aldea tradicional recuperada como centro espiritual y turístico, cuenta con diversos elementos patrimoniales de interés y una localización privilegiada.
El Hayedo de Liñares es una formación boscosa singular al pie del Camino de Santiago, siendo buena muestra de las condiciones biogeográficas de la zona.
Las concentraciones de hayas (Fagus sylvatica) solo se dan en ambientes fríos propios de alta montaña y con suelos frescos que cuenten con cierta humedad constante. Sus colores son preciosos en el otoño y contrastan con las cortezas agrisadas y con manchas blancas de estos árboles de excelso porte.
En el alto de San Roque una imponente estatua sirve de homenaje al esfuerzo de los peregrinos y, no muy lejos, la aldea de Hospital, topónimo viario que se relaciona con la presencia de un antiguo hospital (entendido como atención a los viajeros).
Si bien no se han encontrado restos en la zona, también se le conoce como Hospital da Condesa, por la posible fundación a cargo de doña Egilo, señora de Triacastela, en el siglo IX-X.
Expuesto a los vientos, el peregrino lucha simbólicamente contra los elementos. Podría ser una crónica viajera, pero es la escena que representa la estatua del alto de San Roque. Pieza en bronce de grandes dimensiones, obra del artista José María Acuña, este peregrino de caracterización medieval resiste estoicamente el frío del invierno y el calor del verano.
Situado a 1270 metros de altitud, San Roque pasa por ser uno de los puntos duros del Camino de Santiago. Son frecuentes las nevadas y los fuertes vientos. Pero esta desprotección es compensada por las impresionantes vistas a la sierra de O Courel y una orientación que permite contemplar algunos de los atardeceres más hermosos del interior gallego.
El Alto do Poio (1335 m) es otra de las referencias del recorrido. En plena sierra de O Rañadoiro y con vistas a las sierras de Oribio y O Courel, es una buena muestra de los paisajes de montaña del contorno pero también de las dificultades orográficas que deben superar los peregrinos.
La llegada a Triacastela marca un cierto descanso en las subidas y bajadas. Pequeño pueblo, cuenta con diversos servicios.
Desde este punto el recorrido transcurre recogido por los frondosos valles fluviales del Oribio y del Sarria, de húmedos prados.
Samos es un pueblo monástico. El monasterio de San Xulián ocupa una posición central en el pueblo, en la ribera del río Sarria. Fundación benedictina en la Edad Media, el conjunto monumental cuenta con edificaciones y elementos de diversos estilos arquitectónicos, fundamentalmente renacentistas, góticos y barrocos. De grandes dimensiones, cuenta con dos claustros y una iglesia barroca del siglo XVIII.
El río Samos estructura una agradable villa en el medio de fragas y muy viva por el pulso que le da ser uno de los referentes en la entrada del Camino de Santiago en Galicia.
Aldea santuario, O Cebreiro es un núcleo tradicional de la montaña luguesa rehabilitada por su interés etnográfico. Punto histórico de entrada del Camino Francés en Galicia, el santuario de Santa María a Real supone el centro del conjunto. Edificación prerrománica del siglo IX, a base de mampuestos de pizarra, la fachada fue reformada respecto a la original. En su interior cuenta con diversas reliquias y elementos de interés como un cáliz del siglo XII.
La presencia de cuatro pallozas, convertidas en museo, permite entender el origen de la aldea con orientación al pastoreo y a la ganadería. Estas viviendas circulares se adaptan al hábitat de montaña por la ausencia de vanos (lo que permite el aislamiento del exterior) y los tejados vegetales (que soportan la nieve).
La posición elevada, sobre 1300 metros, expone a la aldea a los fenómenos meteorológicos pero también permite el aprovechamiento máximo de la luz solar. La tradición oral recoge que las campanas de la iglesia eran utilizadas para guiar a los caminantes en los días cerrados por las frecuentes nieblas y nevadas. Esto, junto con la dura subida desde tierras de León, convierte a O Cebreiro en un lugar épico del Camino de Santiago.
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