¿Quién ha visto un bosque de laureles? Poca gente, muy poca gente. Porque algo así es excepcional, una rareza botánica que visitan expertos de todo el mundo.

En Galicia hay una isla donde el bosque huele a laurel y a marisco, la más sabia combinación. Los bancos marisqueros de la Ría de Arousa aportan las almejas, los berberechos, las navajas…, y la isla de Cortegada pone el laurel necesario para aromatizar tan sabrosos productos del mar.

Árboles centenarios esconden prados y tierras que fueron cultivadas en otro tiempo. Una ermita que se desmorona, un pueblo fantasma sin habitantes, un cruceiro que lo contempla todo. El bosque de laureles y la isla de Cortegada respiran misterio. ¿Te lo vas a perder?

Ruta de la isla de Cortegada
Punto de inicioTipo de rutaKmDuración estimadaDificultad en progresiónDificultad en orientación
Centro de recepción de visitantes (Isla de Cortegada)Circular21 h.BajaBaja
PERFIL: Todos los públicos

¡La primera gran experiencia que viviréisen el bosque de la isla de Cortegada es llegar a él! Qué mejor forma de comenzar a explorarlo descubriéndolo desde la costa, y aproximándoos a él lentamente por las tranquilas aguas de la ría de Arousa. La isla, la ría, el suave balanceo de las olas, la brisa marina, la cultura marinera que se respira por los cuatro costados, las pequeñas villas pesqueras asentadas en el litoral, los blancos arenales que adornan la línea de costa…

Todo os indica que la experiencia será inolvidable.

Al llegar a la isla, frente al embarcadero, encontraréis el centro de recepción de visitantes que forma parte del Parque Nacional de Illas Atlánticas, donde podréis recoger más información de interés sobre el paraje en el que os adentráis. La isla os ofrece dos rutas circulares, muy sencillas de seguir, que os darán a conocerlos valores que encierra este tesoro natural. Los dos senderos parten junto a las ruinas de la ermita de la Virgen de los Milagros, del año 1652, la cual atraía numerosos peregrinos, por sus bondades curativas.

La primera ruta rodea toda la isla, mientras que la segunda lo hace hasta la mitad para luego atravesarla por el centro. Esta última alternativa es la más completa, pues a las vistas costeras que os regala, se le suma una visita interior al bosque de laurel. Sumergirse en ese ambiente es una experiencia única y singular. Además, os conducirá junto a enormes eucaliptos y hasta los restos una antigua aldea, que estuvo habitada hasta la donación de la isla al rey Alfonso XIII, en 1910.

Una buena idea es contratar el traslado a la isla y la ruta guiada con alguna de las empresas locales que prestan estos servicios. Si os apetece, se puede pactar el viaje de regreso para la tarde, tras haber disfrutado de un día de playa en alguno de los lugares recónditos y tranquilos de la isla.

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