Sí, es aquí donde los Bosques de Galicia tocan el cielo.

Conocidas son la Estación de Montaña de Manzaneda y Pena Trevinca, la montaña más alta de Galicia (2.127 metros), pero su encanto es todavía mayor cuando descubres sus frondosos, profundos  y escondidos bosques. 

Te proponemos tres rutas de senderismo muy distintas que ofrecen lo mejor de este paisaje: las Reboleiras do Navea (San Xoán de Río), una ruta tranquila en las que quizás os encontréis con algún druida celta, el Souto de Rozavales (Manzaneda), en el que caminaréis entre castaños varias veces centenarios, y el Teixadal de Casaio (Carballeda de Valdeorras), el bosque inmortal y casi inaccesible que no os dejará indiferentes. Eso sí, en esta ocasión, os recomendamos ir ¡siempre acompañados de un guía especializado! ¿Por cuál empezamos?

El bosque profundo

Reboleiras do Navea

El río Navea se encaja profundamente entre las montañas. En las inclinadas laderas del valle habita un apretado bosque de rebollos. Estos árboles forman parte de la familia de los robles, con los que suelen convivir. Todo este paraje natural, cincelado por el agua, ha sido distinguido con la declaración ambiental de Paisaje Protegido, que nos sugiere belleza y nos invita a conocerlo.

Una senda de fácil recorrido serpentea entre robles, quejigos y castaños, en la gran fraga de San Xoán de Río. Es el bosque de Galicia, el de los druidas celtas. Un bosque ancestral que nos permite una visita cómoda y sosegada.

Ruta de las Reboleiras do Navea
Punto de inicioTipo de rutaKmDuración estimadaDificultad en progresiónDificultad en orientación
Mouruás (San Xoan do Río)Circular6,82 h 30 min.BajaMedia
PERFIL: Senderistas ocasionales

Junto a las primeras casas de la aldea de Mouruás, en San Xoán de Río, encontraréis el cartel que señaliza el inicio de ruta, reza: “A Fraga”. Os espera desde aquí un bosque que vive colgado en las inclinadas laderas del valle del río Navea.

Las vistas hacia el valle del río también merecen vuestra atención.

La ruta que proponemos os llevará en primer lugar a San Xoán de Río-Fondevila, atravesando el pequeño núcleo rural de Domecelle. Os recomendamos hacer una visita al aula de naturaleza, un gran apoyo para ayudaros a orientaros y para ofreceros más información sobre la ruta. Desde ahí, os adentraréis en el bosque, recorriendo zonas en las que se mezcla el castaño con el roble o las formaciones arbóreas que dan nombre al lugar: reboleiras.

Recorreréis una ruta de trazado suave que os facilitará una aproximación muy sugerente a un bosque singular, al tiempo que nos abre las puertas a rutas más largas a través del bosque y del valle del río.

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El mensaje de las árboles

Souto de Rozavales

Bajo las ramas del “Castiñeiro de Pumbariños han pasado generaciones y generaciones de hombres. Este árbol forma parte del catálogo de árboles singulares de Galicia y posiblemente haya celebrado más de mil cumpleaños. Quizá en su infancia haya escuchado hablar en latín.

Si nos acercamos al Souto de Rozavales, en el municipio ourensano de Manzaneda, nos encontraremos castaños varias veces centenarios, como éste de Pumbariños, declarado Monumento Natural. Y cuando un árbol tiene esta edad merece la pena ser escuchado. A veces nos hablará de guerras, otras, de amoríos escondidos entre sus ramas.

Por si no te lo han contado, en Galicia el bosque tiene voz.

Ruta del Souto de Rozavales
Punto de inicioTipo de rutaKmDuración estimadaDificultad en progresiónDificultad en orientación
Manzaneda (Manzaneda)Lineal2,3 (ida y vuelta)1 h 15 min.BajaMedia
PERFIL: Senderistas ocasionales

Diferentes caminos nos pueden llevar al Souto de Rozavales, pero tal vez el mejor es el que parte de la villa de Manzaneda, junto a la “porta da Vila”.

Esta ruta os proporcionará un par de kilómetros entre castaños centenarios, por camino de trazado suave. El cartel que indica “Castiñeiro de Pumbariños” y un panel informativo con un esquema de la ruta, os ofrecerán indicaciones sobre el camino y sus propuestas.

Al principio recorreréis una típica corredoira, que une la zona urbana de Manzaneda con su entorno rural. Más adelante, desembocará en un bosque de espectaculares castaños. El más viejo de todos, el árbol señero varias veces centenario, justifica con su presencia la ruta, incluso el viaje. 

El regreso lo podreis hacer por el mismo camino.

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El bosque inmortal

Teixadal de Casaio

El conjunto de tejos más importante de Europa se encuentra en Galicia. Sagrado, mítico, templo de druidas celtas…, bosque misterioso, bosque mágico. Cualquier adjetivo que se aproxime a su esencia hará volar nuestra imaginación. Su visita es un viaje al pasado en busca de un espacio natural primigenio.

Entrar en el Teixadal de Casaio es como acceder a un recinto catedralicio de la naturaleza. Entre las ramas se filtra la luz a modo de vidriera. Los troncos son los pilares que sujetan las bóvedas que forman las copas de los árboles. En este templo al aire libre, donde resulta absurdo encerrar a los dioses, quizá los druidas celtas oficiaron sus celebraciones.

Situado a los pies de las montañas más altas de Galicia, el Teixadal de Casaio se aferra a una ladera, en un lugar que por su inaccesibilidad ha podido permanecer oculto. Allí sigue sobreviviendo desde hace miles de años.

Ruta del Teixadal de Casaio
Punto de inicioTipo de rutaKmDuración estimadaDificultad en progresiónDificultad en orientación
Verea da Surbia - A Cabrita (Carballeda de Valdeorras)Lineal9,5 (ida y vuelta)5 h.AltaAlta
PERFIL: Solo recomendada acompañado de guía

Existen varias alternativas para conocer el Teixadal de Casaio, aunque debemos advertir de que el acceso a este ancestral y único bosque no es sencillo, ni mucho menos apto para todos los públicos. Recomendamos que si no sois expertos en montañismo, en interpretación de mapas y orientación, contactéis con un guía de naturaleza conocedor del territorio que os acompañe durante el trayecto. Los guías no solo aportarán seguridad en la montaña, sino que compartirán con vosotros muchas anécdotas e historias sobre los parajes que recorreréis.

¡Qué sensación! ¡Los cientos de años que lleva allí el anciano árbol! Sin duda, uno de los más fieles testigos del paso del tiempo.

De todos los caminos que nos llevan al teixadal, os proponemos el más corto, que es a su vez el menos duro. El camino lo comenzaréis en una cantera de pizarra situada en la parte baja de A Cabrita, donde podréis dejar vuestro vehículo. Tened en cuenta que en invierno, es muy probable encontraros con nieve, lo que os impedirá aproximaros hasta este punto en coche. Desde la cantera, ascenderéis por un sendero bien marcado hasta la parte más alta del camino, donde estaréis a 1.840 metros de altitud.

Una vez alcanzado el punto más alto de la ruta, descenderéis hasta el collado del Campo de Valborraz. Un poco antes, en la cota de 1.700 metros, descenderéis durante un camino de fuerte pendiente hasta incorporaros al que viene de la mina de wólfram abandonada de A Picota. Continuando el camino, ahora más relajado y tranquilo, pronto comenzaréis a ver los primeros tejos y acebos, que nos dan la bienvenida al tesoro oculto. Sabréis que habéis llegado oficialmente al Teixadal de Casaio al atravesar, ¡con mucho cuidado!, el río Penedo, saltando de piedra en piedra.

Tras los primeros metros, muy pronto, a vuestra mano derecha encontraréis uno de los tejos más viejos y grandes del bosque. Vuestra experiencia continuará en medio de innumerables tejos con todas las formas y tamaños, muchos de ellos creciendo a partir de grandes ramas posadas en el suelo. Acompañan a los tejos, acebos, abedules, avellanos, serbales, robles, fresnos y arces. Sus ramas apenas dejan pasar la luz del sol y la sensación que se experimenta es la de estar en medio de un extraño, antiguo y mágico bosque. No os creáis locos si os parece ver un duende o un hada entre las ramas, si existen, su hogar predilecto sería este bosque. Por si fuera poco, la ruta finalizará al pie de una cascada de agua que nos regala el río Penedo a su paso por el teixadal.

El camino de regreso será el mismo que a la ida, teniendo en cuenta que, el fuerte descenso desde el Campo de Valborraz hasta el camino, ahora se convertirá en un fuerte ascenso. Será una ruta exigente, pero vuestra experiencia de haber paseado por este bosque os acompañará siempre, os hará sentir especiales, únicos y muy privilegiados.

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