Mondariz-Balneario, referente termal en Europa desde finales del siglo XIX, nos ofrece un plan idóneo para zambullirnos en sus aguas terapéuticas. En su entorno nos deleitaremos con su rico patrimonio natural e histórico, un viaje que nos llevará también a Ponteareas, Soutomaior y Tui.

Este minúsculo ayuntamiento de 2,4 km2, el más pequeño de España, concentra múltiples maravillas patrimoniales, históricas y naturales, y un rico anecdotario alrededor de la cultura balnearia.

La “Muy Hospitalaria Villa” de Mondariz-Balneario es un destino excelente para vivir una experiencia centrada en el relax termal. Este minúsculo ayuntamiento de 2,4 km2, el más pequeño de España, concentra múltiples maravillas patrimoniales, históricas y naturales, y un rico anecdotario alrededor de la cultura balnearia. Aquí recuperamos los ecos de la Belle Époque y los años dorados del termalismo a finales del XIX y principios del XX, cuando Mondariz era un referente obligado de lujo y grandiosidad.

Más información...
- Balneario de Mondariz. www.balneariodemondariz.es
- Castillo de Sobroso (Centro de Recuperación de la Cultura Popular). Teléfono: 986 654 305
- Castillo de Soutomaior. www.hotelpousadadelcastillo.com

Día 1º

De ruta por el entorno del Balneario de Mondariz

En la comarca de O Condado, en la provincia de Pontevedra, se encuentra Mondariz-Balneario, asentado en el apacible valle del Tea, a tan sólo 30 km de Vigo. Está muy bien comunicado debido a la proximidad de importantes arterias viales como la AP-9, la A-52 o la N-120 y la N-550.

Os recomendamos llegar a primera hora de la tarde para instalaros en el Hotel Balneario de Mondariz. Una vez acomodado el equipaje, es el momento de empezar a empaparse de este entorno, protagonizado por sus aguas mineromedicinales, vestidas de espectaculares edificios, monumentos, estatuas, jardines y paseos fluviales.

Os proponemos hacer una ruta de familiarización de algo más de dos horas siguiendo las indicaciones de una audioguía de descarga gratuita en la web del ayuntamiento. Conoceremos así los elementos más destacables de Mondariz-Balneario y disfrutaremos de amenas y entretenidas explicaciones históricas y de jugosas anécdotas.

Un curioso dolmen
Desde la puerta del Hotel Balneario, la voz virtual os conducirá primero hasta las inmediaciones del área recreativa de San Pedro para ver el Dolmen das Tres Cruces. Es un curioso vestigio megalítico, cristianizado en la Edad Media, cuando clavaron sobre sus piedras tres cruces inclinadas.

Según el momento de vuestra visita quizás coincidáis con los romeros que se paran a rezar en su peregrinación al Santuario da Virxe da Franqueira, cuya popular romería se celebra el Lunes de Pentecostés y el 8 de septiembre en el vecino ayuntamiento de A Cañiza. Próxima en el recorrido está la capilla de San Pedro. De camino a ella, si el día es claro, incluso divisaréis el castillo de Sobroso, que nos reservaremos para la jornada de mañana.

Las ruinas del antiguo Gran Hotel, referencia termal en Europa desde finales del XIX
El siguiente tramo discurre desde la capilla hasta el vallado del antiguo Gran Hotel, desde donde ya podemos echar una ojeada a los jardines del balneario. Os sorprenderán las ruinas de los edificios y las viejas bañeras conviviendo con plantas y árboles.

Por el sendero indicado volvemos a desembocar en el centro neurálgico de Mondariz-Balneario, frente al monumento granítico de Enrique Peinador Vela. Este doctor, hijo predilecto de la villa, fue quien ideó el colosal proyecto para Mondariz-Balneario, encumbrándolo a referencia termal en Europa desde finales del siglo XIX. Cuando se enteró del espectacular auge de la llegada de agüistas hasta aquí se propuso construir un hotel monumental, que se inauguró en 1898.

El Gran Hotel hospedó a
personajes ilustres como
Rockefeller, Primo de Rivera o
la Infanta Isabel de Borbón

El “Gran Hotel”, proyectado por el arquitecto Genaro de la Fuente, caracterizado por su lujo y grandiosidad, adquirió fama mundial y atrajo a huéspedes ilustres como el mismísimo magnate Rockefeller. También Primo de Rivera, la Infanta Isabel de Borbón, Luis Peral, Emilio Castelar o Ramón Cabanillas subieron algún día las impresionantes escalinatas de corte imperio que conducían a una de sus 250 habitaciones. Llegaron a acuñar una moneda propia, a tener un programa operístico propio y a editar una gaceta. Estos son sólo algunos de los numerosos ejemplos que os harán imaginar la magnitud e importancia del complejo.

En abril de 1973 un incendio asoló el espectacular edificio, dejando en pie sólo las piedras que hicieron posible una fiel reconstrucción de su fachada original, tras la que hoy se encuentra un bloque de viviendas. Sentados en los bancos del palco de la música, cercano al monumento al doctor Enrique Peinador, podemos pararnos a admirarla.

Las propiedades curativas de la Fuente de Gándara
En las calles aledañas veréis los edificios “Baranda” y “Antonio Palacios”. El primero albergó un teatro y hoy acoge el balneario, parte de los cuartos del hotel y una tienda de productos del centro termal. El segundo lo distinguimos por su torre, donde se encuentra la “Suite del Mirador” del hotel y el centro de congresos.

Tampoco se os pasará por alto la Fuente de Gándara, un exquisito templete de estilo clasicista, obra del arquitecto Antonio Palacios. Os sugerimos que accedáis al interior de la cúpula y aprovechéis alguno de los bancos de la entrada para descansar.

Os llamará la atención la curiosa forma de la fuente. Bajad hasta ella y en el depósito observaréis el tono ferruginoso del agua. Siempre hay un vaso al lado para probarla. No debe desanimaros su olor, mientras que su sabor es similar a cualquier agua con gas. Su composición carbogaseosa, bicarbonatado-cálcica y ferruginosa es indicada en afecciones metabólicas, locomotoras, respiratorias, nerviosas y cardiovasculares, entre otras. Si echáis un vistazo a la placa colgada en la pared izquierda os asombraréis de cuántas dolencias puede combatir.

El origen de las aguas mineromedicinales de Mondariz-Balneario
Y de un manantial nos dirigimos a otro, conocido como Fuente de Troncoso. El recorrido discurre paralelo al cauce del río Tea, ideal para disfrutar del sonido del agua y del colorido y frescor de la vegetación. De camino toparéis un puente. Cruzadlo si os apetece visitar la playa fluvial de Mondariz-Balneario, de fina y blanca arena. Mojar los pies en las transparentes aguas del Tea seguro que os reconforta.

Tras el refrescante inciso debéis atravesar de vuelta el puente y seguir siempre en línea recta hasta la fuente, que identificaréis por su estructura de hierro forjado y su tejado de uralita azulada. De aquí brotaron las primeras aguas mineromedicinales descubiertas y con ellas el origen de una historia de esplendor y un hito del termalismo en Galicia. Si nos sentimos con ganas, podemos continuar por el paseo peatonal hasta el campo de golf del complejo, de 18 hoyos.

Un circuito termal en el Palacio del Agua
Otra opción muy apetecible es culminar la caminata de vuelta al punto de partida, la puerta del Hotel Balneario de Mondariz, y gozar de un circuito termal en el Palacio del Agua para quedar como nuevos. El recinto acoge cerca de 3.000 metros cuadrados dedicados al ocio y al relax, pero también espacios lúdicos específicos para niños donde garantizan su diversión y cuidado.

La gran piscina central, de 300 metros de lámina de agua, bajo una inmensa cúpula acristalada que inunda el recinto de luz natural, es la protagonista. También existen minipiscinas panorámicas en el piso superior, saunas a distintas temperaturas y humedades y un gran número de recursos que completan el circuito. Para cuando hayamos concluido estará próxima la hora de cenar. Os recomendamos permanecer en el hotel y disfrutar de la carta de sus restaurantes.

Día 2º

Un recorrido por la historia en castros y castillos

Después de un buen desayuno os proponemos explorar la riqueza patrimonial del entorno haciendo una ruta que permite apearnos en dos momentos diferentes de la historia: dos mil años atrás, en el Castro de Troña; y en la Edad Media, con una visita al castillo de Sobroso.

La vida en una aldea prerromana
Desde el complejo termal subimos en coche por la calle Ramón Peinador, que es la PO-254, en dirección a Ponteareas. Cuatro kilómetros bien indicados nos separan del Castro de Troña, asentado a 225 metros de altitud sobre el Monte del Dulce Nombre de Jesús.

Después de dejar el coche nos situamos delante de los paneles informativos, colocados en el acceso al castro, y comenzamos a subir hasta la mitad de la rampa, para luego tomar un sendero a la izquierda. En todo momento seguimos los paneles, que trazan un recorrido circular, para observar mejor el castro y evitar una visita caótica.

En el ascenso ya saltan a la vista las soluciones arquitectónicas, como rampas y escaleras, con las que los antiguos pobladores salvaban los desniveles del terreno. Primero encontramos las excavaciones de las viviendas en la ladera, de estructuras circulares y semejantes entre sí. También distinguiréis almacenes, escaleras, muros de contención o enlosados, que os darán una idea de cómo era la vida en una aldea prerromana.

Siguiendo el camino llegamos a otro empinado que baja hacia el bosque, donde encontraréis un cruceiro envuelto en leyendas que hablan de serpientes que robaban el ganado a los lugareños. Y, en la cima del monte, topamos la hermosa Capilla del Dulce Nombre de Jesús, de estilo barroco. Su interior sólo es visitable los días de romería (el tercer domingo del mes de enero y el 6 de agosto), cuando la explanada se llena de gente y los fieles dejan sus ofrendas en el manto de la imagen de Jesús, que a su vez pasean por el exterior.

El castillo de Sobroso
Tras este recorrido retomamos la conducción para dirigirnos al castillo de Sobroso. Tres kilómetros después de cruzar A Ermida, en el ayuntamiento de Ponteareas, está el acceso principal con el nombre del castillo. Desde allí nos introducimos en un parque forestal que se extiende por 30 hectáreas de monte arbolado con hasta 40 especies diferentes y fauna en semilibertad.

La Reina Doña Urraca huyó
en 1117 a Santiago de Compostela
tras ser cercada en el castillo de Sobroso
por los partidarios de su hijo, Alfonso VII

Seguimos con el vehículo por la pista que atraviesa el parque, pudiendo detenernos ante los elementos que llamen nuestra atención, como un hórreo rodeado de castaños o áreas recreativas. Os aconsejamos estacionar cerca del cruce que indica el camino al castillo y el de salida y seguir a pie el recorrido circular hasta la fortaleza, que nos va descubriendo su silueta y desde donde se controlaban las comunicaciones entre el interior y la ciudad de Tui en el Medievo.

Existe constancia de la existencia del castillo desde 1117, cuando la Reina Doña Urraca fue cercada aquí por los partidarios de su hijo, Alfonso VII. La leyenda habla de su huida por un pasadizo (hoy el paseo de Troncoso, en Mondariz-Balneario) hacia Compostela buscando la protección del arzobispo Xelmírez.

Durante la subida podemos ir reparando en la estructura arquitectónica. El muro exterior, de 140 metros de perímetro, se caracteriza por sus paredes irregulares. Al franquear la puerta del muro vemos la torre del Homenaje, en cuyas piedras los canteros labraron sus marcas, y la zona residencial del castillo, convertida en centro de recuperación de la cultura popular. En su interior nos aguardan cuatro salas expositivas dedicadas a la indumentaria, a la preparación del lino, a los oficios tradicionales de la comarca y a la reproducción de estancias de un típico hogar gallego con todos sus elementos.

Las ostras de Arcade
Tomaos vuestro tiempo para disfrutar de este interesante museo y, para cuando hayáis acabado, os sugerimos poner rumbo hasta el pueblo costero de Arcade, famoso por sus ostras, que, regadas con un vino albariño de la D.O. Rías Baixas, constituye el tándem perfecto para la comida. Y, en la sobremesa, nada mejor que un paseo por el pantalán del puerto y la playa de O Peirao para divisar el perfil interior de la ría de Vigo.

Una expedición botánica por los jardines del castillo de Soutomaior
Elegimos este lugar, además de por sus atractivos gastronómicos y paisajísticos, por su proximidad al castillo y los jardines de Soutomaior, que os recomendamos visitar por la tarde, ya que se llega en apenas diez minutos en coche. En la parte extramuros se encuentra este parque botánico, que ostenta el título de “Jardín de Excelencia Internacional”, concedido por la Sociedad Internacional de la Camelia.

El jardín del castillo de Soutomaior
posee más de 500 ejemplares de camelio,
de 25 especies diferentes,
entre ellos el de mayor tamaño de Galicia

El jardín posee una mimada colección de más de 500 ejemplares de 25 especies diferentes de camelia, conocida como la “flor de invierno”. Entre ellos destaca el camelio más antiguo, con 18 troncos que crecen desde su base, lo que lo sitúa en el de mayor porte de Galicia.

Palmeras y secuoyas; un bosque autóctono, con un castaño de 800 años; una plantación de frutales; y la panorámica que se obtiene de los viñedos de albariño dispuestos en bancales sobre la colina convierten este paseo en una deliciosa expedición botánica. En la entrada encontraréis folletos que guiarán vuestra visita, abierta gratuitamente al público.

Para acceder al conjunto amurallado atravesamos un puente levadizo, en cuya puerta distinguimos el escudo de los marqueses de Mos. Esta fortaleza fue el feudo de Pedro Madruga, figura clave de la Galicia del siglo XV, tanto en las revueltas campesinas como contra los Reyes Católicos. La Torre del Homenaje y el Palacio, con sus estancias totalmente restauradas, son las partes principales. El acceso al interior para contemplar el Salón del Tapiz, el de Batalla o la Galería de Damas está sujeto a horarios de mañana y tarde, excepto los lunes, que permanece cerrado.

Una sesión terapéutica y relajante en el balneario
Tras habernos sumergido en la cultura y la naturaleza, os proponemos regresar al Hotel Balneario de Mondariz para probar alguno de los tratamientos de salud, relax, belleza o de un amplio catálogo de masajes, tanto terapéuticos como relajantes. Una pequeña siesta es el broche perfecto para concluir la experiencia termal, antes de la hora de cenar.

Día 3º

De Mondariz-Balneario a Tui

A la vuelta será hora de recoger el equipaje y despedirnos de Mondariz-Balneario. Si disponemos de tiempo para aprovechar la mañana y el mediodía antes de volver a casa, os sugerimos dirigiros a la villa de Tui, a poco más de media hora en coche, accesible por la A-55.

Tras el desayuno, os animamos a gozar del último baño en el Palacio del Agua. Pero si lo que os apetece es estirar las piernas, podéis dar un pequeño paseo hasta la playa fluvial de Cernadela, en el punto donde el río Tea es atravesado por el puente del mismo nombre, una excelente construcción de origen románico con cinco arcos ojivales y el central de medio punto.

La catedral de Tui, el Miño y sus angulas
Tui fue una de las siete capitales de Galicia hasta 1833 y tiene una catedral-fortaleza, la única de la provincia de Pontevedra, que corona el promontorio donde se asienta la villa. Disfrutaréis de una joya del gótico español, además de unas estupendas vistas sobre el paisaje fluvial del río Miño, teñido de los verdes propios del bosque de ribera y de su otra orilla, Portugal.

Para cuando sea hora de comer pensad que a Tui se le conoce como la “capital do meixón” (angula), aunque también es famosa por otros manjares de río, como la lamprea o el sábalo, que maridan a la perfección con los vinos de O Rosal, de la Denominación de Origen Rías Baixas.

El Parque Natural Monte Aloia
Si el día se presta a ello, otra opción es encargar un picnic y disfrutarlo en el cercano Parque Natural Monte Aloia, al que accedemos desde la carretera comarcal PO-340. Allí podemos deleitarnos con el almuerzo, protegidos por la sombra de un bosque autóctono y de especies exóticas con más de un siglo, contemplando pequeñas cascadas y riachuelos. En el Centro de Visitantes “Casa do Enxeñeiro Areses”, un pintoresco edificio de piedra y madera situado a la entrada del Parque, podrán ayudarnos a encauzar la visita para exprimir el tiempo al máximo.

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