Zonas con hábitats abiertos como A Limia, A Terra Chá o, incluso, áreas montañosas como la Serra do Candán y Brañas de Xestoso o Terra das Frieiras son también buenos para las aves rapaces. Si estamos atentos, conseguiremos ver aguiluchos cenizos y aguiluchos pálidos cazando en los pastos y entre el monte bajo que caracteriza estos lugares.
En áreas de monte bajo y pequeños bosques de todas estas zonas de interior que hemos mencionado podemos ver con relativa facilidad especies como el alcaudón dorsirrojo, que desde África viene a reproducirse en nuestros campos. Se trata de una pequeña ave enmascarada y particularmente fiera que caza pequeños pájaros, ratoncillos, musarañas, lagartijas e insectos que suele empalar en arbustos o alambres espinosos para devorarlos.
Mayo es el mes de la oropéndola europea
Los machos de esta especie lucen un espectacular color amarillo mientras que las hembras son más crípticas con sus tonos verdes. Su hábitat idóneo se sitúa en los bosques bien conservados de las riberas fluviales. Allí es muy fácil escuchar su canto, aunque es más difícil verlas, pues viven bajo el dosel arbóreo, lejos de miradas indiscretas. Uno de los mejores sitios para intentarlo son las orillas del Río Támega en Oímbra, Monterrei e Verín, la cola del cercano Embalse de San Martiño o las orillas de los ríos Miño y Neira en las comarcas de Lugo e Sarria.
Mayo también es un buen mes para las aves acuáticas que construyen su nido en nuestros humedales
Patos de distintas especies, somormujos lavancos, zampullines, fochas o gallinetas pueden observarse en las lagunas de los humedales de A Terra Chá, distintos embalses como el de San Martiño, el de Abegondo-Cecebre y el de la Fervenza e Baíñas, o lagunas litorales como la de Xarfas en Louro (Muros) o la de Vixán en el Parque Natural de Corrubedo. En esta última además podremos observar el escaso aguilucho lagunero occidental o la más escasa todavía garza imperial.